Loris Malaguzzi...

"Trabajar con los niños quiere decir tener que hacer las cuentas con pocas certezas y con muchas incertidumbres. Lo que nos salva es el buscar y no perder el lenguaje de la maravilla que perdura, en cambio, en los ojos y en la mente de los niños. Es necesario tener el coraje de producir obstinadamente proyectos y elecciones. Esto es competencia de la escuela y de la educación”.

viernes, 8 de enero de 2010

Hasta cuando esta calidad de vida...tan miserable...

"¡Qué día más largo! Me he levantado a las seis y media de la mañana y todavía no sé a que hora voy a poder salir de la oficina. Tendré que decirle a mi madre que recoja a los niños. Si al menos hoy saliese antes mi jefe, podría escaquearme. Me daría tiempo a pasarme por el centro comercial y comprar algo para cenar. Es igual, encargaré una pizza. Además con el atasco que me espera, no voy a poder llegar a casa hasta las 10. A ver si por lo menos dan algo en la tele".
Esta puede ser la rutina de cientos de miles de personas en nuestro país a los que conciliar la vida laboral y la familiar les parece simplemente una utopía. En las pocas horas libres que deja el trabajo se encadenan largas distancias, compromisos, encargos, labores domésticas y un aletargado ocio que no hace más que prolongar el cansancio acumulado.
No hace falta ser doctor para hacer un diagnóstico. Los síntomas más comunes del trabajador que soporta largas jornadas son tensiones familiares, mala alimentación, estrés, cansancio, apatía, absentismo, siniestralidad laboral, accidentes de tráfico y, sobre todo, bajo rendimiento.
Parece un hecho probado que a mayor jornada, menor rendimiento. España trabaja una media de 240 horas más al año que el resto de países de la UE y, aún así, se mantiene a la cola en productividad. Trabajamos más horas, pero con menor eficiencia.
“Es necesario un cambio de cultura laboral, abandonar el presentismo y pasar a la eficiencia si queremos ser competitivos en un mundo cada día más globalizado y complejo”.

Así piensa Ignacio Buqueras, el presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles -hermana mayor de la ARHOE-, que integra desde junio de 2003 a 114 instituciones y entidades públicas y privadas en busca de unos horarios que nos permitan mejorar la calidad de vida y que se aproximen más a los europeos.
España es sin duda una singularidad respecto a sus horarios tanto dentro de Europa como en todo el mundo occidental. “No siempre fue así”, recuerda Ignacio Buqueras, quien atribuye a esta particularidad la transformación que sufrió nuestro mercado laboral durante los duros años que sucedieron a la Guerra Civil.
Muchas familias ya no se podían mantener con un solo sueldo. Los hombres tenían un trabajo por la mañana y otro por la tarde y las mujeres se vieron obligadas a postergar las comidas y las cenas. Con los años pasaron las penurias, murió la dictadura y nació una nueva España en el marco de la OTAN y de la Comunidad Económica Europa; sin embargo, los horarios han sobrevivido a los cambios.
2010: sincronizar nuestros horarios
El deseo de la Comisión, y así lo ha expresado su presidente en una carta dirigida a Rodríguez Zapatero, es avanzar en la racionalización de los horarios, teniendo en cuenta que en el primer semestre de 2010 España ocupará la presidencia de la UE: “Este sería el gran momento para un mayor acercamiento. Queremos volver a una Europa de la que formamos parte. Si tenemos la misma moneda, ¿por qué no los mismo horarios?”. Ignacio Buqueras opina que el nuestro no será un país moderno y competitivo hasta que esto no ocurra.
No es el único. La Cámara de Comercio de los Estados Unidos en España ha elaborado un documento con diez recomendaciones para aumentar las inversiones extranjeras entre las que se encuentra la de racionalizar los horarios y jornadas laborales.
El presidente de la Cámara, Jaime Malet, ha trasladado en numerosas ocasiones las quejas de empresarios norteamericanos debido a los desfasados horarios españoles. No entendían, por ejemplo, que una cena de negocios se celebrase a partir de las 10 y terminase a la 1 de la mañana, mientras que ellos al día siguiente se levantaban a las 6 para coger un vuelo.
En el mismo sentido, recordaba el astronauta Pedro Duque en una entrevista que, durante la mitad de su vida que ha pasado lejos de España, lo más difícil era siempre “hablar con España”. Lo mismo ocurre en muchas empresas españolas que reciben repetidas llamadas de otros países europeos entre las dos y las cinco de la tarde y siempre ofrecen la misma respuesta: “Llame más tarde, en estos momentos, está comiendo”.
La Comisión sugiere un horario laboral con una flexibilidad de entrada entre 7:30 y 9 de la mañana y de salida entre 4.30 y 6 de la tarde como hora límite. El tiempo ideal dedicado al almuerzo sería entre 45 y 60 minutos; “tiempo suficiente para una sana dieta mediterránea”, dice Buqueras.
De igual manera, advierte a los directivos sobre la conveniencia de una comida frugal, que ayuda tanto a mantener la linea como a agilizar la toma de decisiones. En lugar de los “mal llamados” almuerzos de trabajo -que en muchos casos se prolongan entre preámbulos y sobremesas hasta tres horas, mientras los equipos de estas personas permanecen de brazos cruzados-, la Comisión para la Racionalización de los Horarios Españoles recomienda organizar desayunos de menor duración a una hora temprana en la que la gente esté más despejada.
La clave de la felicidad es saber separar el trabajo de la vida familiar. Y en muchos casos las empresas no colaboran: invaden la intimidad de sus trabajadores, bombardeándolos con mensajes y llamadas a sus PDA y ordenadores portátiles.
Paradójicamente, los avances tecnológicos ideados para facilitarnos el trabajo fuera del trabajo se convierten en ocasiones en grilletes que nos esclavizan más a él. “Es comprensible que un jefe llame a su subordinado a las 10 de la noche por un caso de fuerza mayor, pero no como norma general -protesta Ignacio Buqueras-; turba la paz de las personas e incide negativamente en el trabajo. Aquella persona que esta obsesionada con el trabajo pierde perspectiva, pierde objetividad y a la larga pierde la empresa”.
Algo esta cambiando
No todos son oídos sordos. La Comisión para la Racionalización de los Horarios reconoce que cada día hay una mayor sensibilidad en las empresas, por parte de los directores de los departamentos de RR.HH, y existe una mayor voluntad de premiar el talento. Para algunas empresas, tratar bien a las personas y no abusar de las largas jornadas de trabajo son aspectos completamente positivos que ayudan a fidelizar al empleado.
Es el caso de Iberdrola, la única empresa del IBEX 35 que ha integrado un plan de conciliación laboral para sus empleados. En noviembre de 2007 inició un horario para sus más de 11.000 trabajadores que va de 7:30 a 15:30 de la tarde con 24 minutos de flexibilidad para la entrada y la salida.

Un año después, la propia compañía reconoce que ha aumentado de manera importante la productividad, así como el nivel de satisfacción de los empleados, cada día más fieles a la empresa.
A pesar de su empeño por extender el uso racional del tiempo, la Comisión es consciente de que una sociedad del siglo XXI debe tener múltiples horarios. Existen sectores con características muy específicas en los que su propuesta jamás podría llevarse a cabo.

No son muchos, pero sí muy necesarios: policía, bomberos, hospitales, medios de comunicación, limpieza, etc. Sin embargo, los horarios nocturnos y servicios de 24 horas se harían medianamente llevaderos con un servicio de turnos bien establecidos.
El mismo bálsamo podría aliviar las largas jornadas de pequeñas empresas en las que apenas trabajan uno o dos empleados. Liberalizar y flexibilizar son las principales recomendaciones de la Comisión para el comercio, la hostelería y el sector servicios.
Mientras persistan las largas jornadas, parece lógico que los comercios abran hasta tarde. Pero es fundamental romper con la rutina y estudiar el mercado. ¿Sería lógico abrir una tienda de zapatos para niños a las 10 de la mañana todos los días, cuando las madres están trabajando y los niños en la escuela?, se pregunta Ignacio Buqueras.
Del mismo modo, los pequeños comerciantes deberían especializarse en determinados productos y atender a un público específico para poder competir con las grandes superficies. Hay que estudiar quién es tu cliente y cuales son sus horarios. Renovarse o morir en el tiempo.
Malos horarios, mala vida
En España se trabaja de media 240 horas más al año que en el resto de la UE. Tres de cada cuatro trabajadores no pueden cuidar de sus hijos. 350.000 niños de 6 a 14 años pasan las tardes solos en casa, más de 70.000 cenan solos y 15.000 se encuentran en situación de incomunicación extrema. Una tercera parte de los empleados por cuenta ajena no pueden pedir días para asuntos familiares.

El 11,5% de los españoles se ve obligado a pedir días de permiso para atender a sus hijos. Una de cada cinco madres renuncia a la baja por maternidad. Dormimos de promedio 50 minutos menos que el resto de media europea. España se encuentra a la cola de Europa en la tasa de natalidad.
Fuente: www.libertaddigital.com Agencia Prelum 16/11/2009

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