Me ha gustado es artº de Cuca, lo hago nuestro ...de todas!
Y fueron felices y comieron perdices, pero la pregunta es ¿quién las cocinó? ¿llamaron al teleperdiz de la esquina? ¿mientras uno las horneaba, el otro hacía la salsa? ¿o por el contrario se encontró ella los cacharros sucios en la cocina al día siguiente?
Y es que cuando uno comienza a compartir casa y proyectos con su pareja (adj. Igual o semejante), muchas veces olvidamos de que existen las tareas domésticas. Y fregar un día está bien pero luego deja de ser divertido y cansa, pero hay que seguir haciéndolo porque se tiene que hacer y punto, no hay mucha más vuelta de hoja.
Soy consciente de que habrá hombres que viven solos o en pareja y se apañan la mar de bien, pero hay un elevado tanto por ciento que no (Sólo un 32 % de las parejas españolas comparten de forma equitativa las tareas domésticas y únicamente un 1% de los hombres se encarga personalmente de ellas), que pasa olímpicamente de limpiar, si encuentra la oportunidad se escaquea o simplemente no ve (o no quiere ver) que hay algo que está sucio. (tal vez tengan una extraña capacidad genética para que no les moleste el polvo ni la cama sin hacer, no sé)
¿Pero son ellos los que son así por naturaleza o somos las mujeres las que les incitamos a ello? (obviaré el tema de sus mamás que los cuidaron en exceso).
Porque tal vez somos nosotras las que en cierta manera, sobretodo al principio de la convivencia, soportamos y pasamos por alto aquello de que “están cansados”, cuando nosotras también lo estamos. Que no saben hacerlo bien: - “quita cariño que ya lo hago yo”, o porque te sabe mal que lo haga él, pobrecito. Les da “asquito” meter la mano “allí”, cuando lo utilizan diariamente para hacer sus necesidades. O (esta se lleva la palma) “no están inspirados”. Hago una pequeña aclaración, no se trata de escribir la 7ª sinfonía de Beethoven, sino de limpiar el inodoro… excusas!!
Tal vez son estas cosas que vamos pasando por alto y que por no discutir vas dejando que pasen, hasta que se van convirtiendo en una costumbre, tú limpias y él no. (Personalmente yo caí en ese error y lo he sufrido en silencio como las almorranas).
Pero siempre llega el momento de enmendar los errores y le plantas caras y nos llaman “histéricas” porque queremos que se ocupen de la parte de la casa que les pertoca, la hipoteca al 50%, no? pues la limpieza también!!
Y es que creo, que a la hora de repartir las tareas domésticas tendríamos que dejar el sentimentalismo a un lado y dividir la fregona para los dos a partes iguales, porque la pareja es de dos y hay que compartir yno abusar del otro en ningún aspecto.
Y es que cuando uno comienza a compartir casa y proyectos con su pareja (adj. Igual o semejante), muchas veces olvidamos de que existen las tareas domésticas. Y fregar un día está bien pero luego deja de ser divertido y cansa, pero hay que seguir haciéndolo porque se tiene que hacer y punto, no hay mucha más vuelta de hoja.
Soy consciente de que habrá hombres que viven solos o en pareja y se apañan la mar de bien, pero hay un elevado tanto por ciento que no (Sólo un 32 % de las parejas españolas comparten de forma equitativa las tareas domésticas y únicamente un 1% de los hombres se encarga personalmente de ellas), que pasa olímpicamente de limpiar, si encuentra la oportunidad se escaquea o simplemente no ve (o no quiere ver) que hay algo que está sucio. (tal vez tengan una extraña capacidad genética para que no les moleste el polvo ni la cama sin hacer, no sé)
¿Pero son ellos los que son así por naturaleza o somos las mujeres las que les incitamos a ello? (obviaré el tema de sus mamás que los cuidaron en exceso).
Porque tal vez somos nosotras las que en cierta manera, sobretodo al principio de la convivencia, soportamos y pasamos por alto aquello de que “están cansados”, cuando nosotras también lo estamos. Que no saben hacerlo bien: - “quita cariño que ya lo hago yo”, o porque te sabe mal que lo haga él, pobrecito. Les da “asquito” meter la mano “allí”, cuando lo utilizan diariamente para hacer sus necesidades. O (esta se lleva la palma) “no están inspirados”. Hago una pequeña aclaración, no se trata de escribir la 7ª sinfonía de Beethoven, sino de limpiar el inodoro… excusas!!
Tal vez son estas cosas que vamos pasando por alto y que por no discutir vas dejando que pasen, hasta que se van convirtiendo en una costumbre, tú limpias y él no. (Personalmente yo caí en ese error y lo he sufrido en silencio como las almorranas).
Pero siempre llega el momento de enmendar los errores y le plantas caras y nos llaman “histéricas” porque queremos que se ocupen de la parte de la casa que les pertoca, la hipoteca al 50%, no? pues la limpieza también!!
Y es que creo, que a la hora de repartir las tareas domésticas tendríamos que dejar el sentimentalismo a un lado y dividir la fregona para los dos a partes iguales, porque la pareja es de dos y hay que compartir yno abusar del otro en ningún aspecto.
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