Loris Malaguzzi...

"Trabajar con los niños quiere decir tener que hacer las cuentas con pocas certezas y con muchas incertidumbres. Lo que nos salva es el buscar y no perder el lenguaje de la maravilla que perdura, en cambio, en los ojos y en la mente de los niños. Es necesario tener el coraje de producir obstinadamente proyectos y elecciones. Esto es competencia de la escuela y de la educación”.

viernes, 22 de agosto de 2008

GRAVÍSIMO ERROR

Las decisiones del Gobierno sobre gratuidad o bajos precios de guarderías, envían a la población el mensaje de que éstas son lo mejor para los bebés.


Gravísimo error. Las guarderías deben ser la última posibilidad para las madres-padres que no puedan o no quieran quedarse con sus bebés. Espero que la ministra de Educación (brillante alumna mía en el colegio Estudio) tenga a su lado expertos en Psicología del Desarrollo que le informen de las numerosas investigaciones que demuestran lo esencial que es, para el desarrollo de la personalidad, la relación con una figura materna-paterna estable durante los primeros años de la vida y, sobre todo, en el primer año. Es, quizá, también una "verdad incómoda" pero lo es. A pesar de los votos fáciles que puedan dar esas medidas, por lo que tiene que luchar el Estado de bienestar, en primer lugar, es por que la madre-padre que se sientan felices con ello permanezcan al lado de su bebé el mayor tiempo posible.
Es decir, por alargar el permiso de maternidad-paternidad, con vuelta al trabajo con todas las garantías, como sucede en países, ejemplo de tal Estado de bienestar: Suecia, 14 meses; o Finlandia, 12 meses, que dan, además, otros muchos incentivos posteriores a la permanencia de la madre junto al bebé. (Por cierto, ambos países quedaron a la cabeza en el Informa PISA).

Fuente:El País, por Mercedes Valcarce Avello (Profesora titular de Psicología Evolutiva en la Universidad Complutense) 09/01/2008

jueves, 12 de junio de 2008

El salto mortal. La animalidad rousseauniana frente al capitalismo


Simón Royo Hernández
Rebelión

El amor de un ser intrauterino, del recién nacido y de un niño muy pequeño, es un amor pleno, completo, absoluto, por eso la reciprocidad que demanda es imposible de alcanzar por los adultos excepto en esa relación de dos seres en uno que se da entre la madre y el nasciturus por su albergar y cobijar y en el amamantamiento; quizás los dos casos en los que nuestro ser-dual originario se manifiesta más visiblemente. A ese amor primitivo se le puede hacer justicia pero no igualarlo, porque igualarlo requeriría la ausencia de miedos, de temores, de distancias, de medidas, depende de la inexistencia de la evaluación racional de las acciones y problemas; de no atender a una serie de sentimientos, emociones y razonamientos que son fruto del aprendizaje y de los que los adultos no pueden -y en caso de poder quizás no deben- prescindir, sopena de no poder vivir en sociedad. Cuando se viaja en avión con un bebé se advierte al pasajero que lo lleva que en caso de despresurización el adulto ha de ponerse la mascarilla primero a sí mismo y luego al bebé, el adulto tiene que mirar por su bien primero porque es condición para el cuidado del infante. El filósofo Peter Sloterdijk lo ha expresado magníficamente en esa apología de la natalidad y de la maternidad que, reencantando el mundo, constituye el primer libro de su ya famosa trilogía de las esferas: con el embarazo las madres “sienten que se han hecho responsables de sus estados de ánimo y de sus éxitos vitales, y saben que ellas mismas no son una condición marginal indiferente para el buen resultado de la vida venidera. Sienten especialmente, aunque sea de manera implícita y discreta, la obligación de ser felices por amor al hijo” (Peter Sloterdijk Esferas I, p.454. Siruela. Madrid 2003).
Busquemos una imagen que nos pueda ayudar a la comprensión. El mismo fenómeno desde el punto de vista paterno. Un niño de 11 meses acaba de aprender a ponerse de pié y a dar sus primeros pasos, está, con sus padres, a las orillas de un río profundo y se acerca gateando hasta el borde del agua. En el agua se encuentra su padre que le devuelve la increíble sonrisa. El bebé se pone de pié en el bordillo y mira a su padre, sólo un paso le separa de su amado padre, es un paso mortal, pues no sabe nadar. Su padre le dice “ven hijo mío, ven con papá”. No media tiempo entre el requerimiento y la respuesta, no media deliberación, no hay medida, es un instante, el bebé da un paso al vacío y cae en el agua. Su confianza en su padre es absoluta, plena, completa, la diligencia del padre que lo atrapa de bajo los hombros cuando sus piececitos se han hundido en el agua hasta la cintura, sólo puede actuar, poniendo todos sus sentidos y toda su agilidad en responder a la confianza que se le ha otorgado. Hay una diferencia abismal, el padre es consciente del peligro y la factibilidad de la acción propuesta, ha realizado un cálculo y razonado previsoramente el proceso de autolanzamiento que iba a acometer el bebé, anticipando en su mente su posterior captura. Acepta la misión, pues, la más mínima duda sobre la capacidad de proteger con todo su ser al pequeño le llevaría a abortar el desafío. Milenios de evolución han preparado sus músculos y su nervios para semejante captura, sus sentidos se agudizan, sus músculos se tensan, el más enclencle de los hombres adquiere la agilidad de un atleta profesional. Decir, simplemente, que el bebé es inconsciente de los peligros significa no comprender el problema y no captar lo infinito y desmedido de su acción. El suyo es un salto mortal.
Procurar la felicidad afectiva y sensitiva del Recién Nacido y del niño pequeño es la primera misión pedagógica de sus padres, de los adultos que los rodean y de la sociedad que los cobija como nuevos miembros. Hay una responsabilidad colectiva para con las generaciones futuras que compete a todo el mundo. Por eso hay que estar con Jean Jacques Rousseau cuando en el libro segundo de su Emilio nos instruyó acerca de la primera pedagogía, previniéndonos contra una perniciosa instrucción aplicada a los bebés o a los niños pequeños: “¿Qué habría que pensar, pues, de esa bárbara educación que sacrifica el presente a un futuro enigmático, que carga con cadenas de toda especie a un niño, y lo hace desdichado preparándole para un porvenir de no se qué pretendida felicidad, de la que tal vez no gozará nunca? Aunque yo supusiera esta educación razonable en su objeto, ¿cómo ver sin indignación a unos pobres desventurados sometidos a un yugo insoportable y condenados a trabajos continuos como galeotes, sin estar seguros de que les serán siempre útiles tantos sufrimientos? La edad de la alegría se pasa entre llantos, castigos, amenazas y esclavitud. Por su bien, se atormenta al desdichado y no se dan cuenta de que es a la muerte a quien llaman y que le llegará en medio de este triste aparato. ¿Quién sabe cuántos niños perecen víctimas de la extravagante sabiduría de un padre o de un maestro? (…). Hombres, sed humanos; (…). Amad la infancia; favoreced sus juegos, sus deleites y su amable instinto. ¿Quién de vosotros no ha añorado alguna vez esa edad en la que la risa no falta de los labios y en la que el alma siempre está en paz? ¿Por qué queréis quitar a esos pequeños inocentes el disfrute de esos breves momentos que tan pronto se marchan, y de un bien tan precioso del que no pueden abusar? ¿Por qué queréis colmar de amargura y dolores esos primeros años tan fugaces, que pasarán para ellos y ya no pueden volver para vosotros? (…). ¡Cuántas voces se van a levantar en mi contra! (…). Este es, me contestaréis, el tiempo de corregir las malas inclinaciones del hombre; que es durante la infancia cuando las penas son menos sensibles, y que hay que multiplicarlas con el fin de eludirlas en la edad de la razón. Pero ¿quién os ha dicho que todo este arreglo está a vuestra disposición, y que todas esas hermosas instrucciones con que agobiáis el débil entendimiento de un niño no le hayan de ser un día más perniciosas que útiles? ¿Quién os asegura que le evitáis algo con las penas que ahora le prodigáis? (…) ¿Y como me probaréis que estas malas inclinaciones de las que pretendéis curarle no le vienen más de vuestros deseos mal entendidos que de la naturaleza?”.
Sabias palabras las del pensador francés, el cual, humano demasiado humano, abandonó a sus propios hijos en un orfanato. Por contra, lo que ocurre en la actualidad en los países de nuestras características, es que se otorga una educación de bebés, a los adolescentes, supuestamente para evitarles traumas, mientras que se disciplina como en un cuartel a los niños pequeños; diminutos seres puramente afectivos que han de amoldarse a los infames horarios laborales de sus padres, dormir y comer no cuando tienen sueño o hambre y sed, sino cuando se les obliga y fuerza. Los padres, víctimas de la explotación capitalista, llegan cansados a sus casas y han de pagar para que otros se ocupen de sus hijos, ocuparse de ellos con enojo o dejarlos en abandono. ¿Por qué culpamos a los pequeños de nuestro cansancio y no a nuestro patrón laboral? ¿No será porque es más fácil responsabilizar a quien nada puede y todo se le debe, que a quien nos domina y nos oprime? Enorme cobardía es que un bebé llore y se le recrimine a un ser totalmente dependiente de los que le rodean el único acto con el que es capaz de comunicar sus problemas y necesidades, que a la sazón, son de un número muy reducido, como necesidad de comida, de cambio de pañal, gases, dolor, calor o frío, junto a la petición de mimo. Sobre este último punto hay que reflexionar y reparar rousseauniananmente que el deseo de recibir afecto por los padres no es un capricho, sino una necesidad, tan importante como el comer. En realidad el niño, hasta prácticamente bien cumplido el año, será siempre veraz en sus manifestaciones, pues no conocerá hasta muy tarde las sutilezas del capricho y todo lo que de esa manera deduzcamos, a partir de sus actos, será una mala interpretación por nuestra parte y una injusticia para con él.
Comparándola entonces con la de Rousseau, habría que rechazar la Pedagogía infanticida del supuestamente rigorista y disciplinado Immanuel Kant, al menos en tanto que nos indica sin que el sentido común de un padre lo apruebe, lo contrario que el francés, por ejemplo, al decirnos en su obra mentada, en el capítulo dedicado a La educación física, que: “Se puede decir con verdad, que los niños de la gente vulgar están peor educados que los de los señores, porque la gente ordinaria juega con sus hijos como los monos: los cantan, los zarandean, los besan, bailan con ellos; piensan hacerles un gran bien corriendo hacia ellos cuando lloran, forzándoles a jugar, etc.; pero así gritan más a menudo. Cuando, por el contrario, no se atiende a sus gritos, acaban por callarse, pues ninguna criatura se toma un trabajo inútilmente. Si se les acostumbra a ver realizados todos sus caprichos, después será demasiado tarde para quebrar su voluntad”. Esto pudiera aprobarse más tardíamente, hacia los dos años del niño, pues hacerlo antes es una necesidad del mercado y no una necesidad de la criatura, a la que se atormenta sin sentido. Puede ser aceptando el comienzo del condicionamiento conductista entre los dos y los tres años, siempre que se mantenga preferentemente en los refuerzos y casi nunca en los castigos. Hacerlo antes no es sino un crimen y una barbaridad. Y en este sentido, en el de oposición a la disciplina kantiana para con el niño menor de dos años es que podemos ver con espanto como se emplean las indicaciones de un libro, sí, ciertamente muy efectivo, un libro de dura psicología conductista que se titula: Duérmete niño, de un tal Dr. Estivill; un escrito en el que el bienestar de los hijos se sacrifica al las necesidades del mercado por unos padres agobiados y agotados por la sociedad. El intento europeo de aumentar la jornada laboral de 48 a 65 horas, ante lo que sólo se sabe solicitar guarderías, retrotraerá a Europa a condiciones capitalistas del siglo XIX.
Se hace que los niños pequeños, desde recién nacidos, se adapten al horario laboral arbitrario que tengan sus progenitores o a sus caprichos consumistas, padres que se quejan de no poder dormir, en lugar de dejar que el niño marque sus ritmos de comida y sueño de acuerdo con sus necesidades y en correspondencia con los ciclos de la naturaleza a los que se amoldan todos los cachorros de un mamífero. Resulta oprobioso para la especie humana ver como las gorilas y las leonas cuidan de sus crías, con que amor, que afecto, que paciencia, como tienen siempre limpios y protegidos a sus cachorros, como los amamantan hasta que les salen los dientes y entonces pueden comer ya por sí mismos las viandas que les traen los miembros de su manada. De todo eso nos ha librado el Progreso (*), un biberón con unos polvos y agua sustituye a los pechos maternos, una disciplina de adaptación al mercado sustituye el orden del universo y se piensa que con ello que se está siendo un ser humano y no un animal, avanzando en la civilización y alejándonos de la barbarie. Habrá entonces que corregir nuevamente a Rousseau, ¡Hombres! ¡sed animales! ¡Dad ese salto mortal!
NOTAS:
(*) http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/progreso0708.htm

sábado, 17 de mayo de 2008

EL PLACER CORPORAL Y EL ORIGEN DE LA VIOLENCIA


Un neurosicólogo sostiene que la más grande amenaza para la paz del mundo proviene de aquellas naciones que tienen los ambientes más pobres para sus niños y que son las más represivas en cuanto al afecto sexual y a la sexualidad femenina.

La violencia de los seres humanos se está convirtiendo rápidamente en una epidemia global. Alrededor de todo el mundo, la policía enfrenta a muchedumbres iracundas, irrupciones terroristas en los juegos Olímpicos, asaltantes secuestran aviones, y bombas que destruyen edificios. El año pasado, las guerras aumentaron en el Medio Este, en Chipre, en el Sudeste de Asia y la guerrilla incrementa sus peleas y escaramuzas en Irlanda. Mientras tanto, el crimen en los Estados Unidos creció aún más que el promedio de la inflación. Representantes del F.B.I muestran que los crímenes graves llegan al 16% en los seis primeros meses de 1974—uno de los más altos incrementos del crimen desde que el F.B.I tiene registros.
A menos que las causas de la violencia sean aisladas y tratadas, continuaremos viviendo en un mundo de terror e inquietud. Desafortunadamente, se ofrecen a menudo soluciones violentas para acabar con la violencia. Muchas leyes oficiales de coacción abogan por el "endurecimiento" de las políticas como el mejor método para reducir el crimen. Llevar a prisión a la gente, es nuestra manera más usual de tratar con el crimen, lo cual nunca solucionará el problema, porque las causas de la violencia yacen en nuestros valores básicos y en la forma en que educamos a nuestros niños y jóvenes. El castigo físico, las películas violentas y los programas de TV enseñan a nuestros niños que la agresión física es algo normal. Pero estas tempranas experiencias no son la única o la principal fuente del comportamiento violento. Recientes investigaciones respaldan el hecho de que la privación del placer sexual es el mayor ingrediente en las expresiones de violencia o agresión física. La asociación más común, la del sexo con la violencia, provee una pista para entender la agresión física en términos de la privación del placer físico.
A diferencia de la violencia, el placer parece ser algo de lo que el mundo no puede cansarse. Los seres humanos están constantemente en búsqueda de nuevas formas de placer, a pesar de que muchas de nuestras actividades relativas al "placer" aparecen como substitutos de los placeres sensoriales del tacto. Nosotros tocamos o acariciamos por placer o por dolor o no tocamos nada en ningún momento. Aunque el placer físico y la violencia física parecen mundos aparte, parece que existe una sutil e íntima conexión entre las dos. Hasta que no se entienda la relación entre placer y violencia, esta última continuará su escalada.
Como neurosicólogo del desarrollo he dedicado mucho estudio a la peculiar relación entre violencia y placer. Ahora estoy convencido que la privación del placer sensorio físico es la principal causa raíz de la violencia. Experimentos con animales de laboratorio muestran que el placer y la violencia tienen una relación recíproca, es decir que, la presencia del uno inhibe la otra. Un animal violento y con rabia, se calma abruptamente cuando se le estimulan los centros del placer en su cerebro con electrodos. De la misma forma, al estimular los centros de violencia en el cerebro se puede terminar con su comportamiento pacífico y su placer sensual. Cuando los circuitos de placer del cerebro están prendidos ('on'), los circuitos de la violencia están apagados ('off') y viceversa. Entre los seres humanos una persona con tendencia al placer rara vez presenta comportamientos agresivos o violentos, y una persona violenta tiene poca habilidad para tolerar, experimentar o disfrutar actividades sensorio placenteras. Así es como, cuando la violencia sube, el placer baja.
Privación sensorial
La relación recíproca del placer y la violencia es altamente significativa ya que ciertas experiencias sensoriales vividas durante los periodos formativos del desarrollo crearán una predisposición neurosicológica bien sea, para la búsqueda de la violencia o para la búsqueda del placer en etapas posteriores de la vida. Estoy convencido de que los comportamientos anormales tanto sociales como emocionales resultantes de lo que los sicólogos llaman privación "materno-social", es decir falta de ternura y cuidado amoroso, son causados por un único tipo de privación sensorial, la privación somatosensorial. Derivado del griego 'cuerpo' el término se refiere a las sensaciones de tacto y los movimientos corporales que difieren de los sentidos de la vista, escucha, olfato y gusto. Creo que la privación de la caricia o tacto corporal, del contacto y de los movimientos son las causas básicas de varios trastornos emocionales que incluyen entre otros, los comportamientos depresivos, autistas, hiperactivos, aberraciones sexuales, abuso de drogas, violencia y agresión.
Estos hallazgos fueron obtenidos principalmente en estudios controlados de laboratorio hechos por Harry F. y Margaret K. Harlow de la Universidad de Wisconsin. Los Harlow y sus estudiantes separaron a monos recién nacidos de sus madres al momento de nacer. Los monos fueron criados en jaulas aisladas en una colonia de monos, donde ellos podían desarrollar relaciones sociales con otros animales a través de la vista, la escucha y el olfato pero no a través del tacto o movimiento. Este y otros estudios indican que es la privación del contacto corporal y del movimiento—y no la privación de otros sentidos—la que produce amplia variedad de comportamientos emocionales anormales, en estos animales criados en condiciones de aislamiento. Es bien sabido que los infantes y los
La violencia contra lo sexual y el uso de la sexualidad para la violencia, particularmente contra la mujer, tiene raíces muy profundas en la tradición bíblica.
niños que son hospitalizados o internados por periodos extensos de tiempo con poco o ningún contacto físico, ni cuidado, desarrollan comportamientos casi idénticos a los anormales, tales como perturbaciones y golpes con la cabeza.
Aunque la violencia patológica observada en los monos criados en aislamiento está bien documentada, el vínculo de la temprana privación somatosensoria con la violencia en humanos está poco bien establecido. Numerosos estudios en delincuentes juveniles y criminales adultos han mostrado un antecedente de familias y hogares separados y/o padres que abusaron físicamente. Estos estudios han mencionado rara vez, dejando a un lado la medida, el grado de privación de afecto físico, aunque este es a menudo inferido a partir del grado de negligencia y abuso. Un estudio excepcional al respecto es el de Brandt F. Steele y C.B. Pollock, siquiatras de la Universidad de Colorado, quienes estudiaron el abuso en niños de tres generaciones de familias quienes físicamente abusaron de sus hijos. Ellos encontraron que los padres que abusaron de sus hijos fueron invariablemente privados de afecto físico ellos mismos durante su niñez y que su vida sexual adulta fue extremadamente pobre. Steele notó que casi sin excepción las mujeres que abusaron de sus hijos nunca habían experimentado un orgasmo. El grado de placer sexual experimentado por los hombres que abusaron de sus hijos no fue definido, pero su vida sexual, en general, fue insatisfactoria. La hipótesis de que el placer físico inhibe activamente la violencia física puede ser apreciada desde nuestras propias experiencias sexuales. Cuántos de nosotros nos sentimos como si asaltáramos a alguien después de que hemos experimentado un orgasmo?
Las contribuciones de Freud a los efectos de las experiencias tempranas sobre los comportamientos posteriores y las consecuencias de la represión sexual han sido bien establecidas. Desafortunadamente el tiempo y el espacio no permiten una discusión aquí de sus diferencias con Wilhelm Reich concernientes a su título Mas allá del Principio del Placer.
La hipótesis de que la privación del placer resulta en violencia física requiere una evaluación formal sistemática. Podemos probar esta hipótesis al examinar estudios culturales-cruzados sobre las prácticas de crianza de los hijos, sobre los comportamientos sexuales y sobre la violencia física. Nosotros esperaríamos encontrar que las sociedades humanas que proveen a sus infantes y niños mucho afecto físicamente (acariciarlos, alzarlos, guiarlos de la mano) fueron menos violentas físicamente que las sociedades humanas que dan poco afecto físico a sus infantes y niños. Similarmente, las sociedades humanas que toleran y aceptan el sexo prematrimonial y extramarital deberían ser físicamente menos violentas que aquellas sociedades que prohíben y castigan el sexo prematrimonial y extramarital.
Los antropólogos culturales han reunido exactamente los datos requeridos para examinar esta hipótesis en sociedades humanas — y sus hallazgos están convenientemente presentados en el libro Un Resumen de Culturas Cruzadas de R.B. Textor [1]. El libro de Textor es básicamente una herramienta investigativa para buscar estadísticas en culturas cruzadas. La medición provee unas 20.000 correlaciones estadísticamente significativas de 400 muestras culturales de sociedades primitivas.
Abandono Infantil / Violencia Adulta
Ciertas variables que reflejan afecto físico (tales como el cariño, las caricias y jugar con los infantes) estaban relacionadas con otras variables que determinan el crimen y la violencia (frecuentes robos, asesinatos, etc.) Las relaciones importantes están presentadas en las tablas. El porcentaje de las figuras refleja las relaciones entre las variables, por ejemplo, un nivel alto de afecto/baja violencia mas bajo afecto/alta violencia. Este procedimiento es seguido en todas las tablas.
Las sociedades clasificadas en la escala de Afecto Físico de los Niños, bien sean altos o bajos, fueron examinadas de acuerdo a los grados de violencia. Los resultados (Tabla 1) indicaron claramente que aquellas sociedades que dieron a sus infantes la más grande cantidad de afecto físico se caracterizaban por los pocos robos, bajo dolor físico en lo infantes, poca actividad religiosa y nada o casi nada de asesinatos, mutilaciones o torturas hacia los enemigos. Estos datos confirman directamente que la privación del placer corporal durante la infancia está significativamente vinculada a una alta taza de crimen y violencia.
Algunas sociedades castigan físicamente a sus hijos como un asunto de disciplina, mientras que otras sociedades no lo hacen. Podemos determinar si este castigo refleja un interés general respecto del bienestar de los infantes al contrastarlo con el cuidado dado en la crianza de los mismos. Los resultados (Tabla 2) indican que las sociedades que infligieron dolor a sus infantes, tendían a abandonarlos y descuidarlos también. Estos datos no proveen soporte para la prescripción hecha en el libro de los Proverbios (capítulo 23 versículos 13 y 14) "No dejes de castigar al joven, que unos cuantos azotes no lo matarán. Golpéalo con lo vara y lo salvarás de la muerte".
La violencia física de los adultos fue predicha en detalle en 36 de 49 culturas (un 73%) dentro de las variables de afecto físico de los infantes. La probabilidad de que este 73% de certeza pueda ocurrir al azar es de sólo 4 en 1.000.
De las 49 sociedades estudiadas, 13 culturas parecían ser la excepción a la teoría de que la ausencia de placer somatosensorio hace a la gente físicamente violenta (ver Tabla 3). Se esperaba que las culturas que presentaron un valor alto de placer físico durante la infancia y niñez mantendrían tales valores en su adultez; pero este no fue el caso. Las prácticas de crianza no previeron patrones de comportamiento sexual tardío. Esta sorpresa inicial y la presunta discrepancia, sin embargo, se convirtieron en una ventaja para las posteriores predicciones.


Dos variables que están altamente correlacionadas no son tan útiles para predecir una tercera variable como dos variables que están no correlacionadas. Consecuentemente, es significativo examinar el comportamiento sexual de las 13 culturas cuya violencia por parte de los adultos no fue predecible desde el enfoque del placer físico durante la infancia.
Aparentemente, las costumbres sociales que influyen y determinan los comportamientos de afecto sexual son diferentes de aquellas que subyacen en la expresión de afecto físico hacia los infantes.
Cuando las seis sociedades caracterizadas por un alto nivel afectivo y un alto índice de violencia, son comparadas en términos de su comportamiento sexual premarital, fue sorprendente encontrar que cinco de ellas presentaban represión sexual premarital, y que la virginidad tenía mucha importancia. Al parecer, los efectos benéficos del afecto físico a los infantes pueden ser anulados por la represión del placer físico (sexo premarital) en etapas posteriores de la vida.
Las siete sociedades que presentaban bajo afecto físico a los infantes y baja violencia física de los adultos también se caracterizaron por comportamiento permisivos respecto del sexo premarital. Así, los efectos nocivos de la privación físico-afectiva de los infantes parecen ser compensados en etapas posteriores de la vida debido a experiencias de placer físico-sexual durante la adolescencia. Estos hallazgos han conducido a una revisión de la teoría de la privación del placer somatosensorio de una fase, a una teoría del desarrollo de dos fases, en la cual la violencia física pudo ser clasificada exactamente en 48 de 49 culturas.
En resumen, la violencia puede originarse debido a la privación del placer somatosensorio, ya sea en la infancia o en la adolescencia. La única verdadera excepción en esta muestra cultural es la tribu Jívaro, cazadora de cabezas de Sur América. Claramente, esta sociedad requiere un estudio detallado para determinar las causas de su violencia. El sistema de creencias de los Jívaro puede jugar un papel importante; para el antropólogo Michael Harner en sus notas "Almas de Jívaro" [6], estos indígenas tiene una "creencia profundamente arraigada de que matar a alguien los conduce a la adquisición de esas almas que les provee de un poder sobrenatural, que a su vez, les confiere inmunidad contra la muerte".


La fuerza de la teoría de la violencia, causada por la privación en las dos fases del desarrollo es más vividamente ilustrada cuando se contrastan las sociedades que presentan altas ratas de afecto físico durante la infancia y adolescencia en contraste con aquellas sociedades que presentan consistentemente un bajo afecto físico para ambas fases del desarrollo. Las estadísticas asociadas con esta relación son extraordinarias: La probabilidad de que una sociedad que sea físicamente violenta, si ésta está inclinada al afecto físico hacia sus infantes y a es tolerante al comportamiento sexual premarital, es de 2 por ciento (48/49). La probabilidad de que esta relación ocurra por casualidad es de 125.000 a 1. No se de ninguna otra variable del desarrollo que tenga tan alto grado de validez predictiva. Así, parece que tenemos un principio firmemente establecido: las sociedades humanas físicamente afectuosas tienen un alto grado de improbabilidad de presentar violencia física.
Por consiguiente, cuando el afecto físico y el placer durante la adolescencia, así como en la infancia, están relacionados a medidas de violencia, encontramos evidencia directa de una relación significativa entre el castigo a los comportamientos sexuales prematrimoniales y varias medidas contra el crimen y la violencia. Como lo muestra la Tabla 4, los grupos adicionales de relaciones vinculan el castigo y la represión del sexo premarital a tamaños grandes de las comunidades, a una alta complejidad social y a una estratificación de clases, a pequeñas familias extendidas, a compra de esposas, a la práctica de la esclavitud y a una presencia alta del concepto de dios en la moralidad humana. Las relaciones entre pequeñas familias extendidas y actitudes de castigo al sexo premarital merecen énfasis, ya que sugieren que las culturas nucleares de occidente pueden ser un factor determinante para nuestras actitudes represivas hacia la expresión sexual. Lo mismo se puede sugerir para las comunidades grandes, complejas y que tiene clases estratificadas. No es sorprendente pues, que cuando se presentan altas necesidades insatisfechas, combinadas con la privación de afecto físico el resultado sea la presencia del egoísmo (o egolatría) lo mismo que altas tasas de narcisismo. De la misma forma, las danzas exhibicionistas y la pornografía pueden ser interpretadas como un substituto para la expresión normal del sexo. Algunas naciones que presentan bastante represión hacia la sexualidad femenina tiene variadas formas de "arte" pornográfico.
Sexo Extramarital
También se examinó la influencia de los tabú del sexo extramarital sobre la violencia y el crimen. Los datos claramente indican que las actitudes represivo-punitivas hacia el sexo extramarital están también vinculados con la violencia física, crimen personal y la práctica de la esclavitud. Las sociedades que valoran la monogamia enfatizan la gloria militar y la adoración a dioses agresivos.
Estos datos de culturas cruzadas respaldan el punto de vista de los sicólogos y sociólogos quienes opinan que las necesidades sexuales y sicológicas que no son satisfechas dentro del matrimonio, deberían ser satisfechas, sin destruir la primacía de la relación matrimonial.


Estos hallazgos sorprendentemente respaldan la tesis de que la privación del placer físico a través de la vida—pero particularmente durante los periodos formativos de la infancia, la niñez y la adolescencia—está fuertemente relacionada a la presencia de las guerras y a la violencia interpersonal. Estas evidencias deberían ser aplicables a sociedades complejas industriales y post-industriales.
El crimen y la violencia física se han incrementado substancialmente en la pasada década en los Estados Unidos. De acuerdo al FBI, los asesinatos y asaltos agravados se incrementaron en un 53% entre 1967 y 1972, mientras que las violaciones forzadas llegan al 70%.
Estas estadísticas llevan de nuevo a la pregunta de la relación especial entre sexualidad y violencia. Además de nuestras estadísticas sobre violaciones, hay otra evidencia que señala la preferencia por la violencia sexual sobre el placer sexual en los Estados Unidos. Esto se ve reflejado en nuestra aceptación de las manifestaciones explícitas de sexo de las películas que incluyen violaciones y agresiones y en nuestro rechazo a las películas que son totalmente sexuales, es decir, pornográficas. Los teatros o salas de cine presentan tales películas violentas como Perros Falsos (Straw Dogs) La naranja mecánica (Clockwork Orange) y The Klansman, mientras prohíben o sancionan películas que presentan placer sexual solamente como Garganta Profunda (Deep Throat) y La maldad de la Señora Jones (The Devil in Miss Jones). Los intentos por cerrar o sellar los salones de masaje son otro ejemplo de nuestras actitudes anti-placer. Aparentemente, el sexo junto con el placer es inmoral e inaceptable, pero el sexo con violencia y dolor es algo moral y socialmente aceptado.
El cuestionario que desarrollé para explorar este aspecto fue administrado a 96 estudiantes de colegios universitarios quienes en promedio tenían 19 años. Los resultados del cuestionario respaldan la conexión entre el rechazo del placer físico (y particularmente el sexo premarital y extramarital) y las expresiones físicas de violencia. Las personas quienes rechazaron el aborto, el sexo premarital responsable, y la desnudez dentro de la familia estaban inclinados a aprobar el castigo físico cruel a los niños, y a creer que el dolor ayuda a construir un carácter moral fuerte. Ellos también estaban inclinados a sentir más satisfacción con el alcohol y las drogas alucinógenas que con el sexo. Los datos obtenidos de este cuestionario proveen soporte estadístico claro para la relación básica inversa entre violencia física y placer físico. Si la violencia es alta, el placer es bajo y contrariamente, si el placer es alto, la violencia es baja. El cuestionario comprueba la teoría según la cual la relación placer-violencia encontrada en culturas primitivas también es válida para las naciones modernas industrializadas.
Otra forma de mirar la relación recíproca entre violencia y placer es examinar la inclinación de la sociedad hacia las drogas. Una sociedad respaldará comportamientos que sean consistentes con sus valores y costumbres sociales. La sociedad de los Estados Unidos es competitiva, agresiva y violenta. Consecuentemente, esto da vía libre a las drogas que facilitan la competitividad, la agresividad y comportamientos violentos y se opone a las que contrarrestan tales comportamientos. El alcohol es bien conocido como un facilitador en la expresión de los comportamientos violentos, y, aunque adictivo y muy letal para sus consumidores crónicos, es aceptado para la sociedad estadounidense. La marihuana, de otro lado, es una droga que induce activamente al placer y acrecienta el placer de tocar e inhibe activamente los comportamientos violentos y agresivos. Es por estas razones, creo yo, que la marihuana es rechazada en la sociedad estadounidense. Por similares razones la heroína es rechazada y la metadona (una droga adictiva que disminuye el placer) es aceptada.
Los datos de mi cuestionario respaldan este punto de vista. Como se ve en la Tabla 5, hay una correlación bastante fuerte entre el consumo de alcohol y el castigo por parte de los padres que indica que las personas que recibieron poco afecto de sus madres y que tenían padres que los castigaban tienen muchas probabilidades de volverse hostiles y agresivos cuando ellos consumen bebidas alcohólicas. Estas personas encuentran más satisfacción en el alcohol y el sexo. Pero existe aún una relación más fuerte entre el castigo físico dado por los padres y el consumo de drogas. Los entrevistados que fueron castigados físicamente cuando eran niños mostraron agresión y hostilidad inducida por el alcohol y estaban más inclinados a encontrar el alcohol y las drogas más satisfactorias que el sexo. El cuestionario también revela una alta correlación entre represión sexual y el consumo de drogas. Aquellos quienes describen el sexo premarital como “no aceptable” tienen más probabilidades de convertirse en personas agresivas cuando beben alcohol y prefieren las drogas y el alcohol a los placeres sexuales. Esta es una evidencia adicional para respaldar la hipótesis de que los “placeres” dados por las drogas son un substituto de los placeres somatosensorios.

Violencia y Placer:Las actitudes de los Estudiantes de Colegios Universitarios
La relación recíproca de la violencia y el placer se mantiene como verdadera en las naciones modernas industrializadas como también en las sociedades primitivas. Esta teoría fue probada por medio de un cuestionario aplicado a 96 estudiantes (con un promedio de edad de 19 años). Los resultados mostraron que los estudiantes quienes tienen actitudes relativamente negativas hacia el placer sexual tienden a favorecer el castigo cruel a los niños y creen que la violencia es necesaria para solucionar los problemas. Los estudiantes clasificaron un serie de afirmaciones en una escala de 1 a 6, donde 1 indicaba un fuerte acuerdo y 6 un fuerte desacuerdo. A través de una técnica estadística (factor de análisis), un perfil de la personalidad fue creado. La Tabla 5 muestra el grado de relación entre varias afirmaciones que reflejan los valores sociales y morales. Las figuras a la izquierda, conocidas como "cargas" son tratadas como coeficientes de correlación. Ellas indican la fuerza con la cual cada variable contribuye a la descripción total de la personalidad del entrevistado tal y como es definido en este perfil específico.


Estos hallazgos sorprendentemente respaldan la tesis de que la privación del placer físico a través de la vida—pero particularmente durante los periodos formativos de la infancia, la niñez y la adolescencia—está fuertemente relacionada a la presencia de las guerras y a la violencia interpersonal. Estas evidencias deberían ser aplicables a sociedades complejas industriales y post-industriales.
El crimen y la violencia física se han incrementado substancialmente en la pasada década en los Estados Unidos. De acuerdo al FBI, los asesinatos y asaltos agravados se incrementaron en un 53% entre 1967 y 1972, mientras que las violaciones forzadas llegan al 70%.
Estas estadísticas llevan de nuevo a la pregunta de la relación especial entre sexualidad y violencia. Además de nuestras estadísticas sobre violaciones, hay otra evidencia que señala la preferencia por la violencia sexual sobre el placer sexual en los Estados Unidos. Esto se ve reflejado en nuestra aceptación de las manifestaciones explícitas de sexo de las películas que incluyen violaciones y agresiones y en nuestro rechazo a las películas que son totalmente sexuales, es decir, pornográficas. Los teatros o salas de cine presentan tales películas violentas como Perros Falsos (Straw Dogs) La naranja mecánica (Clockwork Orange) y The Klansman, mientras prohíben o sancionan películas que presentan placer sexual solamente como Garganta Profunda (Deep Throat) y La maldad de la Señora Jones (The Devil in Miss Jones). Los intentos por cerrar o sellar los salones de masaje son otro ejemplo de nuestras actitudes anti-placer. Aparentemente, el sexo junto con el placer es inmoral e inaceptable, pero el sexo con violencia y dolor es algo moral y socialmente aceptado.
El cuestionario que desarrollé para explorar este aspecto fue administrado a 96 estudiantes de colegios universitarios quienes en promedio tenían 19 años. Los resultados del cuestionario respaldan la conexión entre el rechazo del placer físico (y particularmente el sexo premarital y extramarital) y las expresiones físicas de violencia. Las personas quienes rechazaron el aborto, el sexo premarital responsable, y la desnudez dentro de la familia estaban inclinados a aprobar el castigo físico cruel a los niños, y a creer que el dolor ayuda a construir un carácter moral fuerte. Ellos también estaban inclinados a sentir más satisfacción con el alcohol y las drogas alucinógenas que con el sexo. Los datos obtenidos de este cuestionario proveen soporte estadístico claro para la relación básica inversa entre violencia física y placer físico. Si la violencia es alta, el placer es bajo y contrariamente, si el placer es alto, la violencia es baja. El cuestionario comprueba la teoría según la cual la relación placer-violencia encontrada en culturas primitivas también es válida para las naciones modernas industrializadas.
Otra forma de mirar la relación recíproca entre violencia y placer es examinar la inclinación de la sociedad hacia las drogas. Una sociedad respaldará comportamientos que sean consistentes con sus valores y costumbres sociales. La sociedad de los Estados Unidos es competitiva, agresiva y violenta. Consecuentemente, esto da vía libre a las drogas que facilitan la competitividad, la agresividad y comportamientos violentos y se opone a las que contrarrestan tales comportamientos. El alcohol es bien conocido como un facilitador en la expresión de los comportamientos violentos, y, aunque adictivo y muy letal para sus consumidores crónicos, es aceptado para la sociedad estadounidense. La marihuana, de otro lado, es una droga que induce activamente al placer y acrecienta el placer de tocar e inhibe activamente los comportamientos violentos y agresivos. Es por estas razones, creo yo, que la marihuana es rechazada en la sociedad estadounidense. Por similares razones la heroína es rechazada y la metadona (una droga adictiva que disminuye el placer) es aceptada.
Los datos de mi cuestionario respaldan este punto de vista. Como se ve en la Tabla 5, hay una correlación bastante fuerte entre el consumo de alcohol y el castigo por parte de los padres que indica que las personas que recibieron poco afecto de sus madres y que tenían padres que los castigaban tienen muchas probabilidades de volverse hostiles y agresivos cuando ellos consumen bebidas alcohólicas. Estas personas encuentran más satisfacción en el alcohol y el sexo. Pero existe aún una relación más fuerte entre el castigo físico dado por los padres y el consumo de drogas. Los entrevistados que fueron castigados físicamente cuando eran niños mostraron agresión y hostilidad inducida por el alcohol y estaban más inclinados a encontrar el alcohol y las drogas más satisfactorias que el sexo. El cuestionario también revela una alta correlación entre represión sexual y el consumo de drogas. Aquellos quienes describen el sexo premarital como “no aceptable” tienen más probabilidades de convertirse en personas agresivas cuando beben alcohol y prefieren las drogas y el alcohol a los placeres sexuales. Esta es una evidencia adicional para respaldar la hipótesis de que los “placeres” dados por las drogas son un substituto de los placeres somatosensorios.

Violencia y Placer:Las actitudes de los Estudiantes de Colegios Universitarios
La relación recíproca de la violencia y el placer se mantiene como verdadera en las naciones modernas industrializadas como también en las sociedades primitivas. Esta teoría fue probada por medio de un cuestionario aplicado a 96 estudiantes (con un promedio de edad de 19 años). Los resultados mostraron que los estudiantes quienes tienen actitudes relativamente negativas hacia el placer sexual tienden a favorecer el castigo cruel a los niños y creen que la violencia es necesaria para solucionar los problemas. Los estudiantes clasificaron un serie de afirmaciones en una escala de 1 a 6, donde 1 indicaba un fuerte acuerdo y 6 un fuerte desacuerdo. A través de una técnica estadística (factor de análisis), un perfil de la personalidad fue creado. La Tabla 5 muestra el grado de relación entre varias afirmaciones que reflejan los valores sociales y morales. Las figuras a la izquierda, conocidas como "cargas" son tratadas como coeficientes de correlación. Ellas indican la fuerza con la cual cada variable contribuye a la descripción total de la personalidad del entrevistado tal y como es definido en este perfil específico.


Es claro que el mundo tiene poco tiempo para acabar sus costumbres de resolver sus conflictos de forma violenta. Es incierto si nos alcance para reparar el daño hecho por incontables generaciones anteriores, ni sabemos cuantas generaciones futuras se necesitarán para transformar nuestra sicobiología de violencia en una que sea pacífica.
Si aceptamos la teoría de que la carencia del suficiente placer somatosensorio es la causa principal de la violencia, podemos trabajar en la promoción y refuerzo del placer y del afecto interpersonal en las relaciones como medios para combatir la agresividad. Deberíamos dar una alta prioridad al placer corporal en un contexto de relaciones significativas. Tal placer corporal es muy diferente de la promiscuidad, ya que esta refleja una inhabilidad para experimentar el placer. Si una relación sexual no es satisfactoria, el individuo busca otro compañero. Una continua frustración al no encontrar satisfacción sexual conduce a una continua búsqueda de otros compañeros, y eso implica, comportamientos promiscuos. Compartir afectuosamente el placer físico, por otro lado tiende a estabilizar la relación y a eliminar la búsqueda de otros compañeros. Sin embargo, una determinada variedad de experiencias sexuales parecen ser normales en culturas que permiten estas experiencias, y esto se constituye en un punto importante para optimizar el placer y el afecto en las relaciones sexuales.
Datos disponibles indican claramente que los valores rígidos como la monogamia, las castidad y la virginidad propician la violencia física. La negación de la sexualidad femenina debe abrir camino a una aceptación y respeto por ella, y los hombres deben compartir con las mujeres la responsabilidad de dar afecto y cuidado a los infantes y niños. Si los padres asumieran un rol más equitativo con las madres en la crianza de los niños y fueran más afectuosos hacia ellos, ciertos cambios surgirían en nuestro sistema socioeconómico. Una estructura corporativa que tiende a separar a los padres de su familia ya sea por viajes, encuentros o reuniones eternas, o por tiempo adicional de trabajo debilitará la relación padres-hijos y acabará con la estabilidad de la familia. Para desarrollar una sociedad pacífica, debemos poner más énfasis en las relaciones humanas.
La planeación de una familia debe ser esencial. Los niños deben ser espaciados de la mejor manera—es decir debe haber un espacio de 3 o más años entre uno y otro—de tal manera que cada uno pueda recibir óptimo afecto y cuidado. Las necesidades del niño deberían ser inmediatamente satisfechas. Las evidencias culturales no muestran que estas prácticas sean dañinas para los niños. Contrariamente a lo que afirma el Dr. Benjamín Spock, es dañino para un bebe llorar para poder dormir. Al no satisfacer las necesidades del infante inmediatamente y consistentemente, no solo le enseñamos a no tener confianza en el nivel básico emocional, sino que también inculcamos patrones de negligencia que perjudicarán la salud emocional y social del niño. La disuasión para que no se amamante a los niños a favor del uso del biberón y la separación de los recién nacidos, que son saludables, de sus madres tal y como se hace en nuestros "modernos" hospitales son otros ejemplos de prácticas perjudiciales en la crianza de los niños.
Cerca del 25% de los matrimonios en los Estados Unidos terminan en divorcio, y un porcentaje mayor aún de parejas han tenido relaciones extramaritales. Esto sugiere que algo está errado con el concepto tradicional y universal de la monogamia; en especial cuando se observa en conexión con le evidencia de los estudios culturales cruzados relacionados con las privaciones, la violencia y la guerra; se ve así la necesidad de crear un sistema más pluralista para el matrimonio. Experimentos modernos con comunas y matrimonios grupales son intentos para llenar las necesidades básicas que permanecen insatisfechas en el aislamiento del matrimonio nuclear. Debemos considerar seriamente nuevas alternativas, tales como las familias extendidas constituidas por dos o tres parejas que comparten valores y estilo de vida. Al compartir los beneficios y responsabilidades de la crianza, tales familias podrían proveer un ambiente afectuoso y variado, tanto para los niños como para los adultos, y así reducen la incidencia del abuso infantil y las fugas de la casa.
Las comunas de familias—al igual que los grupos de familias extendidas—pueden proveer un ambiente más estimulante y rico tanto para los niños como para los adultos, que el promedio ofrecido por una familia nuclear. El vivir en comunas no debería, desde luego, ser igualado a una comuna sexual lo cual no es un compartir, si no a menudo una vía de escape de la intimidad y de la vulnerabilidad emocional.
Franqueza acerca el cuerpo
Sin importar que tipo de estructura familiar sea escogido, lo importante es fomentar la franqueza acerca del cuerpo y sus funciones. Desde este punto de vista, podríamos beneficiarnos al rediseñar nuestras casas al estilo japonés separando el inodoro de la bañera. La bañera familiar debería ser usada para socializar y relajarse, y al tiempo debería proveer una situación natural para que los niños aprendan sobre las diferencias entre los hombres y las mujeres. La desnudez, igual que el sexo, pueden ser mal usadas o prestarse para abusos, y este temor a menudo nos impide aceptar la honestidad de nuestros propios cuerpos.
Los beneficios de la estimulación ofrecida por los baños de chorro o jacuzis no deberían limitarse a los hospitales o a los clubes o spas, sino que deberían estar en las casas también. El tamaño del cuarto de baño debería ser lo suficientemente grande para acomodar a padres e hijos, y debería ser equipado con un jacuzi o sauna para mejorar la relajación y el placer. La desnudez, la franqueza y el afecto dentro de la familia pueden enseñar a los niños y a los adultos que el cuerpo no es algo vergonzoso ni inferior o algo sucio, sino que puede ser una fuente de belleza y sensualidad a través del cual nos relacionamos emocionalmente los unos con los otros; el afecto físico que involucre ciertas caricias, abrazos, y el sentido del tacto en general no debería ser visto o tomado como una estimulación sexual, la cual es un tipo especial de afecto físico.
La ética competitiva, que enseña a los niños que ellos deben progresar a expensas de otros, debería ser reemplazada por valores de cooperación.
Amar, no competir
La ética competitiva, que enseña a los niños que ellos deben progresar a expensas de otros, debería ser reemplazada por valores de cooperación y por la búsqueda de la excelencia en sí misma. Debemos reconocer que la sexualidad de los adolescentes no solo es natural, sino deseable, y aceptar la sexualidad premarital como un bien moral positivo. Los padres deberían ayudar a sus hijos a adolescentes a darse cuenta de su propia sexualidad permitiéndoles usar la casa familiar para satisfacer su deseo sexual. Tal honestidad fomentaría una actitud más madura hacia las relaciones sexuales y proveería un ambiente privado con más apoyo para su desarrollo que el asiento trasero de una carro u otros sitios menos deseables por fuera de casa. Las experiencias sexuales tempranas son muy a menudo un intento para probar la adultez y la masculinidad o femineidad más que el compartir un momento agradable de afecto y placer.
Por sobre todo, la sexualidad masculina debe reconocer la igualdad de la sexualidad femenina. El tradicional derecho de los hombres a múltiples relaciones sexuales debe ser extendido a las mujeres. La gran barrera entre hombres y mujeres es el temor del hombre a la intensidad y profundidad de la sensualidad femenina. Debido a que el poder y la agresividad son neutralizadas a través del placer sensual, la primera defensa del hombre contra la pérdida de su dominio ha sido la negativa histórica y represiva sobre el placer sensual de la mujer. El uso del sexo para proveer una mera liberación de la tensión fisiológica (aparente placer) no debería ser confundido con un estado de placer sensual, el cual es incompatible con el deseo de dominio, de poder, de agresión, de violencia o dolor. Es a través del compartir mutuo del placer sensual que la igualdad sexual entre mujeres y hombres se llevará a cabo.
El ambiente sensorio en el cual el individuo crece tiene gran influencia sobre el desarrollo y funcionamiento organizacional del cerebro. La estimulación sensoria es un nutriente que el cerebro tiene que desarrollar y procesar normalmente. De acuerdo a como el cerebro funcione, se determina el funcionamiento de una persona. Al momento de nacer el cerebro humano es extremadamente inmaduro y nuevas células cerebrales se desarrollan hasta los dos años de edad. La complejidad del desarrollo celular en el cerebro crece hasta los 16 años. Herman Epstein de la Universidad de Brandeis tiene evidencias de que el crecimiento del cerebro tiene cambios repentinos aproximadamente a los 3, 7, 11 y 15 años de edad. Cómo afectan el crecimiento del cerebro las tempranas privaciones de afecto, es algo que no se ha determinado aún; sin embargo, algunos datos sugieren que el crecimiento final puede ser anulado por estas tempranas privaciones de afecto.
W.T. Greenough, un sicólogo de la Universidad de Illinois, ha demostrado que en un ambiente sensorialmente rico se desarrollan células cerebrales más complejas en ratas, en comparación con ratas que están en ambientes ordinarios o empobrecidos. Sus estudios muestran que la privación sensorial extrema no es necesaria para inducir cambios estructurales en el cerebro que se está desarrollando. Muchos otros investigadores han demostrado que criar ratas en aislamiento después de que han sido destetadas induce cambios significativos en la bioquímica del funcionamiento de las células cerebrales. Otros investigadores han mostrado actividad eléctrica anormal de las células cerebrales en monos en aislamiento. Yo he sugerido que el cerebelo, una estructura cerebral que tiene que ver con muchos procesos de regulación del cerebro, funciona anormalmente cuando un animal es criado en aislamiento y que esto implica comportamientos violentos y agresivos debido a la carencia de estímulos somatosensorios. Se ha demostrado que las cirugías cerebrales pueden cambiar los comportamientos agresivos en pacíficos, de monos criados en aislamiento. El comportamiento predador de matar los gatos domésticos puede ser provocado al estimular el núcleo fastigial cerebral, que es uno de los más profundos núcleos del cerebelo.
Niveles bajos y anormales de serotonina han sido encontrados en monos criados en aislamiento y también en niños altamente agresivos que están internados en institutos. Estos hallazgos sugieren que la privación somatosensoria durante los periodos formativos del desarrollo alteran significativamente el sistema bioquímico del cuerpo asociado con los comportamientos altamente agresivos. Otros investigadores han documentado anormalidades en el sistema de respuesta cortico-adrenal en roedores que crecieron en aislamiento, y que desarrollaron hiperactividad, hiper-reactividad y comportamientos hiperagresivos. Así se puede ver, como otro sistema bioquímico asociado con la agresividad se altera con las carencias somatosensorias vividas en etapas tempranas.
Se debe enfatizar aquí que yo recomiendo la estimulación somatosensorio placentera como un procedimiento terapéutico para corregir las anormalidades producidas por la carencia somatosensorio placentera. Tal estimulación sensorial puede influenciar el funcionamiento cerebral, y no es necesario, excepto en casos muy raros, que se deba efectuar una cirugía de cerebro o estimulación eléctrica para afectar los comportamientos violentos de orden patológico. Desafortunadamente, los programas terapéuticos del placer somatosensorio tienen que ser implementados para determinar la efectividad de esta terapia a nivel humano. El éxito de la terapia somatosensoria en monos criados en aislamiento, reportado por Harry F. Harlow y Stephen Suomi [8] cuando otras formas de terapia habían fallado, en animales, suministra más respaldo y aliento para la utilización de caricias y terapias de movimiento corporal en el tratamiento de desordenes emocionales.
Por el contrario, nuestras prisiones han sido diseñadas para maximizar aquellas condiciones que son responsables de la violencia del encarcelamiento de los ofensores sociales. No es sorprendente que la violencia física en los ambientes de prisión sea un problema mayúsculo. La opción del placer somatosensorio como una forma de terapia somática será muy difícil de aceptar en nuestra sociedad, así como es hoy la oposición a los salones de masaje en muchas comunidades.
Por consiguiente, si consideramos la violencia y la agresividad como comportamientos indeseables, entonces debemos suministrar ambientes somatosensorios ricos de tal manera que el cerebro pueda desarrollarse y funcionar de tal forma que produzca comportamientos placenteros y pacíficos. La solución a la violencia física es el placer físico experimentado dentro de un contexto de relaciones humanas significativas. Para muchas personas un principio moral fundamental es el rechazo a las creencias, a las políticas y a los comportamientos que infringen dolor, sufrimiento y privación de nuestros semejantes. Este principio debería ser más extendido; deberíamos buscar no sólo la ausencia del dolor y sufrimiento, sino también el incremento y mejoramiento del placer, la promoción de relaciones humanas afectuosas y el enriquecimiento de las experiencias humanas.
Si luchamos para incrementar el placer en nuestras vidas, esto también afectará las formas en que expresamos la agresividad y la hostilidad. La relación recíproca entre placer y violencia es tal, que una inhibe a la otra: cuando el placer físico es alto, la violencia física es baja. Cuando la violencia es alta, el placer ha sido bajo. Esta premisa básica de la teoría de la privación del placer somatosensorio nos proporciona las herramientas necesarias para crear un mundo de paz, afecto y cooperación.
El mundo, sin embargo, tiene poco tiempo para corregir las condiciones que nos impulsan a confrontaciones violentas. La tecnología moderna de guerra ha hecho posible que solo un individuo o nación pueda destruir totalmente a grandes cantidades de nuestra población. La gran amenaza viene de aquellas naciones que tienen los ambientes más pobres para sus niños y cuyas sociedades son bastante represivas con el afecto sexual y la sexualidad femenina. Deberemos temer bastante cuando estas naciones adquieran las modernas armas de guerra.
Trágicamente, esto ya empezó.
Notas
1. R.B. Textor. A Cross-Cultural Summary. (New Haven, Conn,: Human Relations Area Files (HRAF) Press, 1967).
2. J. W. Prescott. "Early Somatosensory Deprivation as an Ontogenetic Process in Abnormal Development of the Brain and Behavior," en Medical Primatology, editado por I.E. Goldsmith and Moor-Jankowski (Basel: Karger, 1971), 357-375; y Prescott, "Cross-Cultural Sludies of Violence," en Aggressive Behavior: Current Progress in Pre-Clinical and Clinical Research, Brain Information Report No 37 (Los Angeles, Ca.: Universidad de California, Agosto 1974), págs. 33-35.
3. M. K. Bacon, I. L. Child y H. A. Barry, III, "Cross-Cultural Study of Correlates of Crime," Journal of Abnormal and Social Psychology, 66 (1963), 291-300; y Barry, Bacon y Child, "Definitions, Ratings, and Bibliographic Sources for Child-Training Practices of 110 Cultures," en Cross-Cultural Approaches: Readings in Cooperative Research, editado por C. S. Ford (New Haven: HRAF Press, 1967).
4. J. T. Westbrook, Ford, and Beach, en A Cross-Cultural Summary, editado por Textor (New Haven: HRAF Press, 1967).
5. P. E. Slater, "Killing, Torturing or Mutilating the Enemy," en A Cross-Cultural Summary, editado por Textor.
6. Michael Harner, Jívaro Souls.
7. Vietnam Veterans Against the War (Veteranos de Vietnam contra la Guerra), elaborado por Michael McClusker en The Winter Soldier Investigation: An Inquiry into American War Crimes (Boston: Beacon Press, 1972).
8. S. J. Suomi, y H. F. Harlow, "Social Rehabilitation of Isolate-Reared Monkeys," Developmental Psychology, 6 (1972), 487-496.
9. F. R. Volkmar y W. T. Greenough, "Rearing Complexity Affects Branching of Dendrites in the Visual Cortex of the Rat," Science, 176 (Junio 1972), 1445-1447; y M. Coleman, "Platelet Serotonin in Disturbed Monkeys," Clinical Proceedings of the Childrens Hospital (Procedimientos clínicos en los niños hospitalizados), 27 (1971). 187-194.
Texto publicado con el amable permiso de James W. Prescott. Originalmente apareció en The Futurist Magazine (Abril 1975). Reproducido con el permiso the World Future Society, 7910 Woodmont Avenue, Suite 450, Bethesda, MD 20817 USA. WFS es una asociación científica y educativa sin ánimo de lucro con 30,000 miembros en 80 países. Sirve como un foro neutral para aclarar, informar y difundir ideas acerca de presentes y futuros avances en el desarrollo.
HTML por Erik Möller y Joel Schlosberg.


Por James W. Prescott
Tomado del "The Bulletin of the Atomic Scientists", Noviembre 1975 págs 10-20

La ruptura de la simbiosis primaria

Existe una extensa y a la vez poco conocida literatura científica acerca del efecto de la ruptura de la simbiosis primaria entre madre y bebé (por ejemplo, cuando se les separa tras el parto o cuando se deja al bebé llorar solo en una cuna). La escritora Casilda Rodrigáñez, en este ámbito, ha realizado un más que excelente trabajo de documentación y correlación de gran cantidad de datos procedentes de diferentes campos de investigación, con el objetivo de demostrar que esta ruptura constituye un eslabón fundamental en la ontogenia del hombre occidental moderno, competitivo, individualista, y con un elevado grado de desconexión con respecto a su ser interno (emociones, pulsiones básicas, miedos, etc...). A continuación se exponen unos interesantes párrafos extraídos de su artículo La maternidad y la correlación entre la líbido y la fisiología, para que el lector juzgue por sí mismo el impacto, a nivel mundial, que tienen los hábitos de crianza primal de nuestra sociedad:
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Nils Bergman explica [Restoring the original paradigm (1)] que en nuestro rombencéfalo (hindbrain) hay tres programas neurológicos, el de defensa, el de nutrición y el de reproducción; cada uno de estos programas está asociado a un paquete de hormonas y también a nervios y músculos, de manera que la activación de uno y otro programa afecta de diversos modos a todo lo que ocurre en el organismo. Estos tres programas que regulan todo el metabolismo basal de nuestros cuerpos, preveen el mantenimiento de la vida en diferentes circunstancias.(...)
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Si se separa a la criatura de su madre, el programa de nutrición se cierra y se abre el de defensa; la criatura entra en un estado de alerta, y protesta mediante el llanto reclamando ser devuelta a su hábitat. La criatura separada de la madre realiza una actividad intensa que cursa con una bajada de la temperatura corporal, disminución del ritmo cardíaco y respiratorio, taquicardias y apneas, inducidas por el aumento masivo de glucocorticoides (hormonas del stress). Y si la criatura es mantenida separada de la madre durante tiempo, llorará cada vez con más desesperación, y pasará del estado de alerta al de desesperación, hasta que el cansancio le rinda. Bergman dice que llorar es nocivo para los recién nacidos; ello restaura la circulación fetal y aumenta el riesgo de hemorragia intraventricular y otros problemas. Hay estudios que explican que las descargas masivas de las hormonas del stress crean una toxicidad bioquímica que perjudica seriamente a la formación del sistema neurológico, pues no sólo dañan a las células cerebrales sino también la memoria y ponen en marcha una desregulación durardera de la bioquímica cerebral (2).
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Bergman hizo un estudio comparando criaturas recién nacidas apegadas a la madre con criaturas separadas de la madre (3); se aseguró de que ambos grupos recibían exactamente la misma atención y cuidado y que la única diferencia era el estar o no con la madre. La tasa de cortisol, que se medía tomando muestras de saliva, era el doble en las criaturas separadas de la madre. De esta manera se comprobaba que el solo hecho de la separación produce una situación de stress en la criatura recién nacida. El aumento de la tasa de cortisol -el aumento del stress- llegaba a ser hasta de 10 veces más alta, cuando además de la separación se sometía a luces intensas, ruidos, muestras de sangre, etc. (como ha venido ocurriendo de forma rutinaria en el post-parto hospitalario de la civilización contemporánea). Sin embargo, bastaba una hora de contacto piel con piel con la madre para que la tasa de cortisol bajara de 10 veces más a 2 veces más de lo normal. (...)
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Otro dato aportado por los estudios clínicos de Bergman es el de la regulación de la temperatura corporal de las criaturas recién nacidas. Los gráficos de temperatura de una criatura en la incubadora, muestran por un lado una falta de estabilidad: la temperatura corporal tiene subidas y bajadas; y por otro lado, que siempre está por debajo de la temperatura ambiente dentro de la incubadora, como si el cuerpo de la criatura no pudiera absorber el calor del ambiente. En cambio, cuando la criatura está sobre el cuerpo materno, las temperaturas de ambas se aparejan y son estables; la criatura absorbe el calor del cuerpo materno. Entre madre y criatura hay una "sincronía térmica". Además, la media de la temperatura no estable en la incubadora es inferior a la temperatura media sobre el cuerpo de la madre.
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Otro estudio realizado con hombres y mujeres, madres y no madres, daba el siguiente resultado: el torso de una madre tiene 1ºC de temperatura más que el de cualquier otra mujer u hombre. Pero si la criatura tiene la temperatura baja, la madre sube la suya hasta 2ºC con el fin de calentarla; y si por el contrario la temperatura de la criatura es alta, la madre baja 1ºC la suya para enfriarla. Esto es una prueba de regulación mutua y de la sincronía fisiológica de la pareja madre-criatura, parejas a la interacción de sus pulsiones libidinales.
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La sincronización corporal se hace evidente de manera abrumadora en la fisiología del amamantamiento. La composición de la leche que la madre produce no es siempre la misma, siendo la criatura apegada a la madre quien controla y determina las variaciones(...)
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Bergman dice que la criatura en la cuna o en la incubadora está en un "modo de supervivencia" (survival mode), a la espera de volver a su hábitat, sobre el cuerpo de la madre; el descenso de la temperatura corporal posiblemente sea un medio de defensa para ahorrar energía en espera de volver al percho de su madre. Por eso llora: para llamar la atención y que su madre le vuelva a poner en su sitio, poder cerrar el programa de defensa y abrir el de nutrición y recuperar el "modo de desarrollo" (grow mode).
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Según estas investigaciones, los valores de referencia considerados "normales" en pediatría (temperatura, ritmo cardíaco y respiratorio, etc.) están equivocados, puesto que se han tomado como tales los valores de las criaturas recién nacidas fuera de su hábitat normal, en un estado de alerta y de stress. Bergman asegura que deben ser re-evaluados (3). Estamos pues ante la misma situación que refería Michel Odent sobre el parto hospitalario, tomando como "normales" las mediciones fisiológicas en una situación irregular. (...)
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Hay muchos estudios que muestran que la falta de madre origina diferentes trastornos psicológicos así como la violencia criminal. Bergman se refuere a otro estudio publicado también por A.N. Schore (4) y asegura que las complicaciones que suceden durante el nacimiento afectan a la personalidad, a la capacidad relacional, a la autoestima, y a los esquemas de comportamiento a lo largo de toda la vida. Si a ello se le añade el rechazo de la madre y la ausencia unión con la madre ("bonding"), podemos constatar una fuerte correlación con un comportamiento criminal y violento. La creación de nidos en los hospitales y el aumento de la frecuencia de las separaciones precoces de la madre son correlativos a los problemas de vinculación afectiva, al abandono de la madre, y alaumento de comportamientos adictivos (necesidades orales del bebé no satisfechas).
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Esto puede ayucar a entender la afirmacion de Michel Odent (5) de que la mejor estrategia para obtener una persona agresiva es separarla de la madre en su más tierna infancia; así como otros estudios realizados sobre la correlación entre separación de la madre y desarrollo de una persona violenta, entre ellos el muy importante trabajo de JW Prescott que deja patente la relación entre la falta de placer corporal en las criaturas pequeñas y los orígenes de la violencia (6). Margaret Mead también realizó un estudio similar en diferentes tribus, que desconozco, pero que cita Carlos Fresneda (7). No olvidemos tampoco lo que hacían los espartanos de la Grecia post-micénica de tirar a los bebés al suelo para obtener buenos guerreros de los que sobrevivieran al trauma. (...)
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Allan Schore y sus colaboradoras (4) han comprobado que la criatura separada de la madre puede pasar del stress (hipervigilancia) a la desesperación y de la desesperación a un estado de desconexión (disociación) para dejar de sufrir.
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En la hipervigilancia, el sistema nervioso simpático se activa fuertemente y de forma brusca, con un aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea, del tono y de la vigilancia; la angustia de la criatura se manifiesta con llanto y alaridos... este estado frenético de angustia, que Perry llama "miedo-pánico", se conoce como una estimulación ergotrópica... con secreción de tasas excesivas de las principales hormonas del stress... que se producen en un estado hipermetabólico del cerebro.La disociación es el estado de reacción subsiguiente a la respuesta al terror, con embotamiento y retraimiento; es un estado de conservación y de repliegue, una respuesta del parasimpático que sobreviene en situaciones en las que la persona no tiene ni ayuda ni esperanza, una respuesta utilizada a lo largo de la vida, por la cual el individuo se desconecta para "conservar su energía", una conducta peligrosa de supervivencia en la que el individuo finge estar muerto; en este estado pasivo de profunda desconexión, la tasa de opiáceos endógenos es alta, lo que produce ausencia de dolor, inmovilidad einhibición de gritos de angustia. El tono vagal aumenta considerablemente con una bajada de la tensión sanguínea y del ritmo cardíaco (...) en este estado, desde el cerebro de la criatura, tanto los componentes del sistema simpático que consumen energía, como los del sistema parasimpático economizador de energía se activan (...) provocando alteraciones bioquímicas caóticas, un estado de toxicidad neuroquímica para el cerebro de la criatura en pleno crecimiento.Es preciso, pues, informar sobre lo que puede significar el dejar llorar a una criatura "hasta que se calle", "para que aprenda", etc. Porque quizá al principio se calle por cansancio físico y se duerma (una primera reacción de supervivencia); pero si se repite a menudo, lo que se hace es empujar a la criatura del estado de desesperación a estados de desconexión que se manifestarán en una amplia gama de síntomas autistas u otros, más o menos graves. Si el amor mantiene la salud, el desamor enferma. Dejar llorar a una criatura es un gran acto de desamor.
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(...) La separación madre y criatura produce, con palabras de Bergman, un impacto de por vida (a lifelong impact). Pues bien, este impacto fisiológico y neurológico que ahora se está poniendo en evidencia, fue observado y descrito hace ya más de 30 años por Michael Balint en el análisis psíquico; lo llamó "Falta Básica" (8).
Aquí también el paralelismo de lo psíquico y lo somático es un chorro de luz que alumbra la integridad y la unidad psicosomática de las criaturas humanas. No puede haber impacto fisiológico sin impacto psíquico y viceversa.
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Como decía, tras cincuenta años de práctica psicoanalista, Balint encontró de modo generalizado en sus pacientes, en la parte más primaria de la psique, por debajo de la construcción edípica, una herida, falta, o falla, producida por la ruptura del primary love. Sobre esta herida, dice: su influencia se extiende ampliamente, y es probable que se extienda a toda la estructura psicobiológica del individuo y abarque en varios grados tanto su psique como su cuerpo. Ahora la descripción fisiológica del survival mode y el programa de defensa regulado por las hormonas del stress, así como los recientes hallazgos de la neurobiología mencionados, ratifican la descripción de las características de la herida primaria hecha desde el psicoanálisis.
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Balint asegura que la herida psíquica de este impacto alienta una gran ansiedad y se mantiene altamente activa toda la vida. Por eso, a lo largo de nuestras vidas, cuando se produce una alteración o cuestionamiento del equilibrio emocional edípico, con el que hemos arropado la herida y sobre el que hemos construido nuestro "ego" (el ejemplo más común es la ruptura de una pareja estable), se nos queda la herida al descubierto y aflora la ansiedad que mana de la Falta Básica. La ruptura de la pareja adulta no cuestiona nuestra existencia, ni tendría por tanto que provocar un sentimiento de angustia tan fuerte; pero la ruptura de la pareja con la madre sí significó un cuestionamiento de nuestra existencia. Esto quiere decir que el miedo y la ansiedad que afloran en la edad adulta provienen de la herida primal (que aunque enterrada se seguía manteniendo "altamente activa") que ha quedado al descubierto, provocando alteraciones graves en el comportamiento, violencia criminal, etc.
Referencias:
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1: Bergman, N. Restoring the original paradigm es un documental que contiene una información muy completa sobre el paradigma maternal. Existe otro documental más corto : Rediscover the natural way, que está traducido al castellano y que se puede conseguir pidiéndolo a : encargos.libros@laligadelaleche.org En http://www.kangaroomothercare.com/ se puede pedir el Restoring the original paradigm y descolgar varios textos, los estudios clínicos de Bergman en Mowbray Hospital de Cape Town, etc.
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2: Lloyd de Mause. The neurobiology of Childhood and History y War as righteus Rape and Purification, citados en "El llanto infantil y el cerebro". http://www.dormirsinllorar.com/ y http://www.psycohistory.org/.
3: Bergman, N. Le portage kangaroo. VI éme Journée Internationale de l`Alaitment. París, marzo 2005.
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4: Schore, AN. The effects of early relational trauma on right brain development, affect regulation, and infant mental health. Infant Mental Health Journal 2001; 22 (1-2): 201-269.5: Odent, M. Boletín del Primal Health Research Centre (http://www.primalhealth.org/). También desarrollado por Odent en I Congreso Internacional sobre Parto y Nacimiento en Casa, en Jerez de la Frontera, oct. 2000, y recogido en el libro La cientificación del amor. Ed. Creavida, Argentina, 1999.
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6: Prescott, JW. Body Pleasure and the Origins of Violence. Bulletion of the Atomic Scientist 1975. Está disponible la traducción del artículo al castellano en internet en esta dirección: http://www.violence.de/prescott/bulletin/article-es.html Es de notar que existe un importante error de traducción en la tabla 1 del artículo: Donde dice “bajo bienestar” en el original pone "low display of wealth", algo así como “escasa exhibición u ostentación de riquezas".
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7: Citado por Carlos Fresneda en Las raíces afectivas de la inteligencia. El Mundo, 22.09.2003.
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8: Balint, M. La Falta Básica. Paidós, Barcelona 1993. 1ª publicación: Londres y Nueva York 1979.

viernes, 7 de marzo de 2008

Maltratador tradicional

JOSÉ A. SAMANIEGO Sigo la onda de Avelino Alonso («Contra los malos tratos», LA NUEVA ESPAÑA, 29/02/2008) en sus reflexiones sobre la violencia machista, suscitadas por un texto de Pedro de Silva («Machos asesinos», LA NUEVA ESPAÑA, 28/02/2008). Pedro de Silva concluía que «tras un machista violento late casi siempre un defensor a ultranza del viejo modelo familiar, de raíz patriarcal y machista». Busco las estadísticas del Instituto de la Mujer para 2007. Fueron asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas varones 71 mujeres. Los agresores fueron 44 españoles (tasa de 2,21 agresores por millón de hombres) y 27 extranjeros (tasa de 11,27 agresores por millón). Tal vez pueda decirse que esos extranjeros también fueron educados en el viejo modelo familiar, especialmente los hispanos mayormente católicos. Entonces voy a las estadísticas de edad. En 2007, los varones asesinos de edad comprendida entre 21 y 50 años son 50, y los mayores de 51 años (nacidos antes de 1957) son 21. O sea, hay en esta sociedad nuestra una buena mano de gente joven y no educada en los principios del patriarcado que han asesinado a sus mujeres. Tal vez alguien piense y también diga que los asesinos de sus mujeres son pobres y marginados y que este problema se resolverá con el aumento de la riqueza. Pero esta idea resulta contradicha por las cifras de violencia doméstica en países muy ricos desde hace tiempo, como los nórdicos. Allí también se da la más elevada tasa de suicidios, lo que se ha explicado por el clima y por algo tan desesperanzado como el protestantismo calvinista. (Recordad el durísimo ajuste de cuentas con el protestantismo nórdico que han realizado los cineastas Ingmar Bergman y Carl T. Dreyer.) O sea, y en primera conclusión, estamos ante un problema complejo, que obedece a diversas razones en distintas sociedades del planeta y no puede resolverse lanzando una andanada contra la familia tradicional, formada por un hombre y una mujer. ¿Es que entre un hombre y una mujer no puede haber otras relaciones que las machistas y patriarcales? ¿Es que para resolver la violencia familiar contra las mujeres es necesario formar las llamadas «nuevas familias», sean monoparentales o biparentales del mismo sexo? Claro que entonces resolvemos el asunto de raíz, eliminamos la convivencia familiar entre hombre y mujer, dejamos que mujeres y hombres por separado se las apañen con los hijos y las ayudas del Estado. Y tal es justamente el proyecto de Zapatero, que haciendo de la unión homosexual un «matrimonio» desvincula radicalmente el sexo de la reproducción. En este modelo, la reproducción se resuelve mediante bancos de semen o de óvulos, vientres de alquiler, adopciones costosísimas en la Conchinchina y úteros artificiales en el futuro. (Ésta es la nueva «teoría de género» que viene en los últimos años de USA). La base ideológica de los ataques a la familia tradicional se remonta al anarquismo, que considera la familia monógama como autoritaria y represora, lo mismo que la Iglesia, la empresa, el Ejército o la escuela. Tras la II Guerra Mundial fue necesario explicar por qué no hubo revolución socialista en Alemania, donde se daban todas las famosas «condiciones objetivas», y por qué los obreros alemanes se adhirieron al nazismo. Entonces, Wilhelm Reich recurrió a la doctrina de Freud: a través de la familia tradicional los obreros alemanes habían interiorizado una estructura autoritaria de conciencia. Nace así el freudo-marxismo, difundido en los años setenta por Erich Fromm y Herbert Marcuse, cuyas obras fueron entonces nuestros libros de cabecera. Según el freudo-marxismo, la represión sexual de los niños en la familia es un aprendizaje para ser sojuzgados política y económicamente en la sociedad capitalista. Por tanto, una sexualidad desatada se debe considerar elemento revolucionario decisivo. La fórmula popular es: «no se puede contrariar a los niños para no traumatizarles». Y también: para ser libres debemos abolir toda autoridad.

miércoles, 20 de febrero de 2008

L'avalée des avalés, Réjean Ducharme.

"A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú, que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad"."Porque sueño yo no lo estoy. Porque sueño... sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño".
L'avalée des avalés, Réjean Ducharme.



Porque sueño... no lo estoy.
* Dicen que es mi padre, pero yo no soy su hijo, porque este hombre esta loco y yo no.
* Siento que debo abandonar esta vida antes que estrangularme con este agujero.
* Yo queria a Fernand por la ternura de su ignorancia.
* Era el único libro que había en casa. Nunca me pregunté como había ido a parar ahí. Era gordo, las palabras se amontonaban unas sobre otras y exigían mucho esfuerzo de concentración para desvelar su secreto. En casa nunca había visto a nadie leer o escribir. La tele, los carteles publicitarios, invadían mi mente. Al principio sólo leía las frases subrayadas sin entender demasiado. Recuerdo haber querido dejarlo porque no tenía ilustraciones.
* El domador de versos se pasaba las noches hurgando en todas las basuras del mundo. El domador cree que las imágenes y las palabras deben mezclarse en las cenizas de los versos para renacer en la imaginación de los hombres. “Hay que soñar, Léolo… Hay que soñar".
* El miedo le dio desde aquel día, una razón de ser. Así nunca más Fernán tendrá miedo de nadie. Y cuando mi hermano sea una montaña, tampoco tendré miedo. Y podré ir por todas las callejuelas de la Tierra, o decir a todos los mierdas de este mundo lo que pienso de ellos. Ay de aquéllos que no inclinen la cabeza a nuestro paso.
* Me despierto muy temprano. Mi vuelta del campo de los sueños es brutal al entrar en el país de lo cotidiano.
* Mi abuelo, sin ser un hombre malo, ya había intentado matarme. Recuerdo que no me asusté, y que soñé con la hermosura del tesoro. A lo mejor era porque ya estaba muerto.
* Mi padre era un hombre como tantos otros. Un perro que mordía su vida perra. Surcado por unas arrugas que nada decían de su cara salvo para gritar la edad que las había cavado. Tenía una expresión como de hola y adiós, como de un eterno y sencillo mediodía, mermado por un puñado de tiempo. Su frente se extendía hasta el día siguiente de su barbilla donde el cuello se aferraba desesperadamente a unos hombros ventrudos.
* Se acerca la primavera. Los pájaros no paran de berrear que están hartos del invierno. Fernán los acompaña con sus ronquidos grasos y mucosos. Siento arcadas cada vez que respira. Su camiseta es el único escudo de su pudor. Descansa tan consciente como de costumbre. 100 kilos de músculos. Un magnífico bebé demasiado grande.
* Mi madre nos regaló una bonita rosa de plástico. Teóricamente para alegrar nuestra habitación, por eso de que la flor es una imagen o más bien, una idea de la naturaleza. Su rojo escarlata estaba asfixiado por el polvo que cada vez loa iba matando más. Si al menos alguien de la familia pudiera darse cuenta de que esta flor carece de naturalidad. Con su etiquetita dorada “made in Hong Kong” pegada bajo un pétalo. Bastaría con un pequeño gesto sin esfuerzo para despegar esa etiqueta y empezar a creer en esa ilusión. Pero me niego a tocarla. No quiero hacerme un lugar en este cementerio de cuerpos vivientes. Pero resulta que mis dedos del pie me recuerdan que estoy aquí. Salen de un agujerito en el extremo de mi manta. Cada día, sin que yo mismo me dé cuenta, consigo asomar un dedo más que el día anterior. Mañana asomaré mi pie entero. Y mi pierna. Y pronto será mi cuerpo. Siento que debo abandonar esta vida antes de estrangularme con este agujero.
* Un vendedor ambulante gritaba en el vacío. Todavía queda sangre esta mañana para emborronar 100 páginas. Todavía hay gente que las compra para satisfacer su rabia.
* En ese momento, sólo podía pensar en una maravillosa escena de película. Y como siempre, me contemplaba a mí mismo jugando a la vida.
* No intento recordar las cosas que ocurren en los libros, lo único que le pido a un libro es que me inspire energía y valor, que me diga que hay más vida de la que puedo abarcar, que me recuerde la urgencia de actuar.
* De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira que tú misma me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.
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"A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú, que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad"."Porque sueño yo no lo estoy. Porque sueño... sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño". L'avalée des avalés, Réjean Ducharme.

Léolo "porque sueño, no lo soy"



Frente a la también desaparecida última casa de baños públicos de Madrid, se erigía, en una valla desnuda, ahora desnudada con obscenidad, una delincuente pintada callejera, turbadora y sucia como una película de Lauzon, indigente y colorida, como una película de Lauzon, plagiada y recensora de una película de Lauzon; " porque sueño, no lo soy", versaba la pintura sobre el muro. Algún anónimo soñador que de uno u otro modo afortunado tropezara con la última obra cinematográfica del autor canadiense, hizo suya la proclama que la pausada pero decidida voz del narrador nos repite una y otra vez a lo largo de Léolo (Jean-Claude Lauzon, 1992), como en busca de la certeza que da la solidaridad, la alteridad anuente con nuestra propuesta. Alguien parece haber ayudado a esa certeza, o, quizás, y el anonimato da nuevo pie para pensarlo, ha consolidado y reproducido la duda. Ese alguien, ese espectador, quizás casual, tal vez consumado y reincidente, ha optado por la voz callejera, con un nuevo triunfo del subconsciente, parcela tan próxima a la película, que ha llegado a hacerse aquí colectivo. Porque Léolo es, en efecto, poesía callejera, o más bien, poesía de calle, o de callejón, fruto de una directa sinceridad básica, emparentada más con el casticismo lorquiano que con la tradición de "qualité" francesa, más con la basicidad, sincera en ese caso por empeño, pero limpia aún, de Baudelaire, que con la frialdad de Valery, más con la poesía del primer Renoir o el Fellini de La Strada o Amarcord que con la suntuosa "transparencia" de Kiarostami o Bresson. Léolo es una combinación nunca incoherente de los Rolling Stones -presentes con su tema You can´t always get what you want- con una cantata medieval o el elevado lirismo de raíces inveteradas de Loreena Mckennitt: es decir, parte del sentimiento, y tal es su puerto de destino, un sentimiento deslastrado de consciencia hasta donde puede, y por ende ecléctico, y eléctrico. Su autor no es un intelectual de la vieja guardia, de sólida y familiarmente inducida formación cultural, predispuesto a lograr una poesía con moldes de celuloide. Es un joven de casi cuarenta años formado desde una realidad de proletariado multicultural de la de por sí (auto)relegada Canadá francesa, con sensibilidad desbordada y con miras a exponer, publicar y transmitir esa creatividad irrefrenable.

Dicho lo cual, intentaremos desgranar cuanto sea posible las entrañas (es pura entraña) de la singular Léolo, película ya de culto prácticamente desde el momento de su estreno, en las consecuentes líneas.


Según manifiesta el propio Jean Claude Lauzon en entrevista realizada en la publicación "24 Images1" al hilo del estreno comercial de la película, la composición de esta, la escritura del guión, se realizó por ordenación de golpes, imágenes, sonidos, ideas, o antiguas notas que perfilaron un todo por pura asimilación de las coordenadas internas: todas tenían en común la génesis directa desde un interior, subconsciente, que tradicionalmente se ha venido a llamar " corazón" de su autor. Y aquí surge un término inevitable a la hora de glosar este film; el concepto de "auteur", tan en boga pocos lustros atrás, surge inequívoco para referirse a Lauzon, en cuanto a su concepción de la película, y también a su actualización sobre las pantallas.

"Todo comenzó a partir de textos que había escrito cuando era más joven. La primera línea que puse sobre el papel fue "Los olores y la luz soldaron mis primeros pensamientos". Luego, tranquilamente, comienzo a establecer relaciones entre cosas que no la tienen. Algunas cosas caen, otras se hacen más fuertes. Poco a poco, el film termina por imponerse él mismo. No es una cosa que yo decida, como si dijera que voy a hablar de tal tema."
En su estudio psicoanalítico del texto de Léolo2, tanto verbal como visual, van Jesús González Requena y Amaya Ortíz de Zárate más lejos, al sugerir el paradigma absoluto que constituye la película como definición misma del concepto de autoría, en toda su profundidad y esencia. Esta obra sería el reflejo más inmediato, directo y pertinente de su creador, surgido, parido, en plenitud, de lo más convexo de su inconsciente, mediante una escritura casi automática desbrozada en imágenes, olores, sonidos, y ciertamente presidentes palabras, signos, por encima de lo simbólico tan abundante. Viene a ser una refundición de los aceros simbolistas, bebiendo también del precursor naturalismo que fácilmente aproxima la lumpenaria sociedad postindustrial de la Canadá québécoise.



González Requena, comunicólogo y lacaniano, elabora un pormenorizado estudio sobre la esencia psicótica del discurso de Léolo, uno de los más grandes e innegables compendios sobre la locura que ha aportado el arte en las últimas décadas. Ciertamente, se trata, y en eso parecen coincidir casi todas las miradas críticas hechas desde la profesión (del cine, y de la crítica) de una obra basada en la locura, como medio así como como objeto, que busca la contemplación, la evidenciación, de la locura por el espectador, con el añadido de que lo hace desde la mirada inquieta de un ojo desorbitado por la psicosis que refleja, llenando la pantalla con los propios mecanismos obsesivos más allá de la neurosis, que busca ilustrar. Esto es lo que la convierte en obra tan personal, tan propia de su autor, y lo que le confiere esa carnalidad, esa corporeidad, esa proximidad casi insólita a los sentidos, lo que permite y provoca que sea degustada no ya visualmente, sino a través de todos los mecanismos de percepción del espectador. Entra por la piel, como ha venido a decir algún crítico. Y aterroriza.

El propio González Requena hace énfasis repetido en la posibilidad de categorizar a Léolo como una película de terror, pues es de principio a fin, un relato (si de tal se nos permite calificarlo) del abismo, una continua y desesperanzada caída al fondo de la locura. De ahí que uno de los títulos con los que más a menudo ha sido comparada Léolo, fuera de ciertas superficialidades en el símil, como su asemejamiento al Amarcord felliniano, sea Psicósis, de Alfred Hitchcock. "Psycho" es el nombre original, cuya traducción exacta sería "psicópata", no "psicosis". Sin embargo, el título español es acertado, no solamente por el encubrimiento que hace de la trama con respecto al primigenio, sino porque viene a secundar la idea de que la película del director inglés es más un tratado y descripción bastante acertada de la enfermedad que de la concretitud del enfermo. Y en esto, una película con el nombre del protagonista como título y emblema constante, narrada en "off" en primera persona y con numerosas y claras implicaciones del director como supremo auteur de la misma, en aparente paradoja, se identifica completamente a la del autor de Los Pájaros. En Léolo, si bien a través de él, del personaje, se refleja el desarrollo y manifestación de la locura, en conjunto, como apellido de una familia que es la del protagonista, tal y como lo ve el propio afectado, con unos ojos que virarán poco a poco hacia el blanco supremo que aquí supone el delirio psicótico.



El espectador, convertido en el pequeño hijo menor de una familia francófona de los suburbios de Montreal, experimentará como ajena y finalmente como propio el virus imparable de la locura, una y otra vez negada, pero siempre esperada (con terror), mediante una estupefaciente y en apariencia casi aleatoria sucesión de imágenes, fuerte, densa y profundamente infiltradas de músicas y habitadas de apremiante fisicidad. De tal modo, Leolo se convierte en un a modo de diario no fechado de la degeneración de una mente hacia el denostado, aborrecido, pero bien sabido como próximo, irrevocable delirio.

Las técnicas para llevar adelante esta escritura son variadas y se antojan a menudo intuitivas, raramente intuitivas, pues ante esta película, al igual que ante casi todo el llamado "cine de autor", emerge la habitual pregunta, ¿cómo es posible que una obra tan elaborada y prolija, tan necesitada de pluralidad de acciones, de multiplicidad de actantes, creadores, pues, como es cualquier largometraje, logre aparecer como unívoca en su origen, como privada en su concepción, como personal en su esencia? Aquí iría más allá, pues una asociación de muchos técnicos y artistas bien distintos ha devenido en una reproducción del alma del director, perfecta y profusamente psicoanalizable, por efecto de la inmediatez de la poesía reproducida. Este sería el brillo principal de la perla.

Y la visión de la película no parece contradecir las tesis postfreudianas más aventuradas.

Para comenzar, el propio título, el momento en que aparece, y su significación, no están diseñados al azar y se adecua a la percepción a las bases freudianas del análisis psicológico.

Léolo es el nombre que se otorga a sí mismo el niño Leo Lozeau, propugnando su origen diverso, alejado de la familia que lo amarra a la locura, en apariencia intrínseca a ésta. Él se cree, o se dice creerse, fruto de una extraña inseminación de su madre por un tomate, un tomate siciliano, que derruiría la vía paterna, la identificada con la locura, para depositar el origen de su progenitor en la soñada Italia mediterránea. Por eso, subvierte su nombre y trastoca el apellido, italianizando el nada ponderado francés Louzeau por el sonoro Lozonne. De ese modo niega expresamente su vinculación a la rama perniciosa de la familia:

"Se dice de él que es mi padre. Pero yo sé que no soy su hijo. Porque ese hombre está loco. Y yo no. Moi , je rêve, moi je ne suis pas"
Y es expresa por la propia fonética de la palabra, "Lozonne" viene, musicalmente, a ser, Lozó - ne, "Lozeau no". No de ese apellido maldito. Además, y ahonda esta percepción en la identificación e implicación del director con el espíritu de la obra, el propo "Lauzon" podría situarse a medio camino entre el apestado "Lozeau" y el añorado "Lozonne", que sonoriza esa ene perdida en francés en "Lauzon". Así, desde el propio concepto explícito del yo, el nombre propio, hace evidente y voluntaria Leo su desligazón a los mimbres básicos para la estabilidad mental, desde su propia voz y empeño, se desata de sus posibles sujecciones, por considerar estas putrefactas y, nunca mejor dicho, hediondas. Los olores, notable inclusión del realizador, que logra con ellos la reproducción de los procesos habitualmente más primarios de la memoria, la evocación odorosa, están siempre presentes en este universo de sentidos y sensaciones, y muy habitualmente provienen de emanaciones corporales, y a menudo, escatológicas. De nuevo con claros vínculos pulsionales, lo excrementicio caracteriza y origina bastantes de los cuadros de la película, y alcanza protagonismo en muchos de ellos.



La palabra como redención

La palabra es uno de los ejes de reestructuración de la realidad de Leo, su único escape, en un ambiente, familiar y de barrio, iletrado y poco volcado al afán cultural. Las palabras serán objetos, y, magistralmente, la película transitará por uno de los procesos básicos de la inteligencia humana, la transformación de nuestra percepción simbólica con el advenimiento del lenguaje y su sostén de la abstracción. Asistiremos a un poema visual que nos contará eso mismo a la vez que nos aproximamos, con melodías que se repiten obsesiva pero plácidamente, hacia el abismo del final de la comunicación, a la caída, gélida y de nidia blancura, en la demencia del sarcófago helado.

De hecho, se nos muestra cómo la parcial inmersión en un, también visto como castrador, inglés, segundo idioma, preponderante e imperante, como la locura en casa, en el país, le hace identificar la inexistencia aparente de las palabras con la inexistencia de la realidad.

"(...)nadie hablaba de esa cola que se hinchaba entre mis piernas. Estaba ausente en la tabla de los órganos de John (el modelo usado para su iniciación en la lengua de Shakespeare). No sabía ni el nombre inglés ni el francés de esa cosa. Durante mucho tiempo creí que los ingleses no tenían."
Igualmente, cuando el Domador de Versos concluye la película, devolviendo el libro de Léolo a una estantería, lee la frase que se halla escrita sobre el título, destino avanzado por el propio Leo a su guerra contra la vesanía:

"Iré a descansar con la cabeza entre dos palabras en el Valle de los avasallados"
Todas las palabras son importantes, y tienen significado medido. La ineludible banda sonora es un cúmulo de canciones y músicas en cinco idiomas, como representación de ese multiétnico universo barrial en que creció Lauzon y que trasladó a la localización, concreta y explicitada, de Léolo, sin por esa poliglotía no haber cuidado el correcto engarce y en ocasiones básico ensalzamiento y coherencia de las letras con lo textual.



Los actores.

Mas, curiosamente, en una de las películas con más presencia y fuerza de esencia de lo musical, con una descripción también localista dentro de su innegable vocación universalista, la estrella local, la gran dama de la canción francocanadiense, que por demás participa como personaje básico en la narración, en el papel de la madre de Léolo, la gran - en más de un sentido-Ginette Reno, ni canta ni introduce tema alguno en la banda sonora. Del mismo modo, y reincidiendo en la irrefutable asunción de pertenencia a una concreta cultura de Lauzon, cuya aspiración poética proviene de lo íntimo, el gran pope del cine de la Canadá francesa, el bastante conocido por nuestras tierras Denys Arcand participa también como actor en un personaje - director de la escuela -- ajeno, si no es por oscuras privadas metáforas, a su condición pública reconocida. Tal vez pueda referirse el siempre simbolista Lauzon a la figura de Arcand como consejero mayor, maestro director del cine de su país.

Careceríamos de espacio bastante para reflejar con la debida extensión los méritos y logros de Arcand, en la mejor tradición de esta sección, pero no nos resistiremos a mencionar dos de sus grandes títulos, bien conocidos por el aficionado a las salas de estreno españolas: Jesús de Montreal (1989) y la anterior El declive del imperio americano (1986), que le hizo conocido entre la crítica y buena parte del público internacional, tras más de veinte años de carrera en la tantas veces ignorada parte latina de Canadá.

Y tampoco resistiremos la presión curiosa de mencionar, entre amateurs varios que evocaban física o vocalmente lo que pedía el mejor sentir del director, a otro viejo profesional, Julien Guiomar, aquí el viejo abuelo de Léolo, que antes de marchar a América a rodar, entre otros títulos, este acercamiento a la psicosis, había desarrollado una prolongadísima carrera en Francia que incluye películas tales como la muy destacable y familiar La Vía Láctea (1969), del en tantos guiños también vocacionalmente psicoanalizable don Luis Buñuel. Lo que son las cosas, veinte años de separación, dos genios del cine moderno, del desgarrador de globos oculares a los ojos desgarrados por la muerte en locura de Leo, Guiomar transita de un castrador cura español al máximo representante de la castración simbólica del niño poeta. Casi nada, como díría el viejo tango.


por Nacho Toro

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Notas:
1. Entrevista realizada por Claude Racine, 1992 "24 Images" nº 61, p. 5-11
2. Léolo, La escritura fílmica en el umbral de la psicosis, Jesús González Requena/Amaya Ortíz de Zárate, Contraluz Libros de Cine, Ediciones de la Mirada, 2000