Un neurosicólogo sostiene que la más grande amenaza para la paz del mundo proviene de aquellas naciones que tienen los ambientes más pobres para sus niños y que son las más represivas en cuanto al afecto sexual y a la sexualidad femenina.
La violencia de los seres humanos se está convirtiendo rápidamente en una epidemia global. Alrededor de todo el mundo, la policía enfrenta a muchedumbres iracundas, irrupciones terroristas en los juegos Olímpicos, asaltantes secuestran aviones, y bombas que destruyen edificios. El año pasado, las guerras aumentaron en el Medio Este, en Chipre, en el Sudeste de Asia y la guerrilla incrementa sus peleas y escaramuzas en Irlanda. Mientras tanto, el crimen en los Estados Unidos creció aún más que el promedio de la inflación. Representantes del F.B.I muestran que los crímenes graves llegan al 16% en los seis primeros meses de 1974—uno de los más altos incrementos del crimen desde que el F.B.I tiene registros.
A menos que las causas de la violencia sean aisladas y tratadas, continuaremos viviendo en un mundo de terror e inquietud. Desafortunadamente, se ofrecen a menudo soluciones violentas para acabar con la violencia. Muchas leyes oficiales de coacción abogan por el "endurecimiento" de las políticas como el mejor método para reducir el crimen. Llevar a prisión a la gente, es nuestra manera más usual de tratar con el crimen, lo cual nunca solucionará el problema, porque las causas de la violencia yacen en nuestros valores básicos y en la forma en que educamos a nuestros niños y jóvenes. El castigo físico, las películas violentas y los programas de TV enseñan a nuestros niños que la agresión física es algo normal. Pero estas tempranas experiencias no son la única o la principal fuente del comportamiento violento. Recientes investigaciones respaldan el hecho de que la privación del placer sexual es el mayor ingrediente en las expresiones de violencia o agresión física. La asociación más común,
la del sexo con la violencia, provee una pista para entender la agresión física en términos de la privación del placer físico.
A diferencia de la violencia, el placer parece ser algo de lo que el mundo no puede cansarse. Los seres humanos están constantemente en búsqueda de nuevas formas de placer, a pesar de que muchas de nuestras actividades relativas al "placer" aparecen como substitutos de los placeres sensoriales del tacto. Nosotros tocamos o acariciamos por placer o por dolor o no tocamos nada en ningún momento. Aunque el placer físico y la violencia física parecen mundos aparte, parece que existe una sutil e íntima conexión entre las dos. Hasta que no se entienda la relación entre placer y violencia, esta última continuará su escalada.
Como neurosicólogo del desarrollo he dedicado mucho estudio a la peculiar relación entre violencia y placer. Ahora estoy convencido que la privación del placer sensorio físico es la principal causa raíz de la violencia. Experimentos con animales de laboratorio muestran que el placer y la violencia tienen una relación recíproca, es decir que, la presencia del uno inhibe la otra. Un animal violento y con rabia, se calma abruptamente cuando se le estimulan los centros del placer en su cerebro con electrodos. De la misma forma, al estimular los centros de violencia en el cerebro se puede terminar con su comportamiento pacífico y su placer sensual. Cuando los circuitos de placer del cerebro están prendidos ('on'), los circuitos de la violencia están apagados ('off') y viceversa. Entre los seres humanos una persona con tendencia al placer rara vez presenta comportamientos agresivos o violentos, y una persona violenta tiene poca habilidad para tolerar, experimentar o disfrutar actividades sensorio placenteras. Así es como, cuando la violencia sube, el placer baja.
Privación sensorial
La relación recíproca del placer y la violencia es altamente significativa ya que ciertas experiencias sensoriales vividas durante los periodos formativos del desarrollo crearán una predisposición neurosicológica bien sea, para la búsqueda de la violencia o para la búsqueda del placer en etapas posteriores de la vida. Estoy convencido de que los comportamientos anormales tanto sociales como emocionales resultantes de lo que los sicólogos llaman privación "materno-social", es decir falta de ternura y cuidado amoroso, son causados por un único tipo de privación sensorial, la privación somatosensorial. Derivado del griego 'cuerpo' el término se refiere a las sensaciones de tacto y los movimientos corporales que difieren de los sentidos de la vista, escucha, olfato y gusto. Creo que la privación de la caricia o tacto corporal, del contacto y de los movimientos son las causas básicas de varios trastornos emocionales que incluyen entre otros, los comportamientos depresivos, autistas, hiperactivos, aberraciones sexuales, abuso de drogas, violencia y agresión.
Estos hallazgos fueron obtenidos principalmente en estudios controlados de laboratorio hechos por Harry F. y Margaret K. Harlow de la Universidad de Wisconsin. Los Harlow y sus estudiantes separaron a monos recién nacidos de sus madres al momento de nacer. Los monos fueron criados en jaulas aisladas en una colonia de monos, donde ellos podían desarrollar relaciones sociales con otros animales a través de la vista, la escucha y el olfato pero no a través del tacto o movimiento. Este y otros estudios indican que es la privación del contacto corporal y del movimiento—y no la privación de otros sentidos—la que produce amplia variedad de comportamientos emocionales anormales, en estos animales criados en condiciones de aislamiento. Es bien sabido que los infantes y los
La violencia contra lo sexual y el uso de la sexualidad para la violencia, particularmente contra la mujer, tiene raíces muy profundas en la tradición bíblica.
niños que son hospitalizados o internados por periodos extensos de tiempo con poco o ningún contacto físico, ni cuidado, desarrollan comportamientos casi idénticos a los anormales, tales como perturbaciones y golpes con la cabeza.
Aunque la violencia patológica observada en los monos criados en aislamiento está bien documentada, el vínculo de la temprana privación somatosensoria con la violencia en humanos está poco bien establecido. Numerosos estudios en delincuentes juveniles y criminales adultos han mostrado un antecedente de familias y hogares separados y/o padres que abusaron físicamente. Estos estudios han mencionado rara vez, dejando a un lado la medida, el grado de privación de afecto físico, aunque este es a menudo inferido a partir del grado de negligencia y abuso. Un estudio excepcional al respecto es el de Brandt F. Steele y C.B. Pollock, siquiatras de la Universidad de Colorado, quienes estudiaron el abuso en niños de tres generaciones de familias quienes físicamente abusaron de sus hijos. Ellos encontraron que los padres que abusaron de sus hijos fueron invariablemente privados de afecto físico ellos mismos durante su niñez y que su vida sexual adulta fue extremadamente pobre. Steele notó que casi sin excepción las mujeres que abusaron de sus hijos nunca habían experimentado un orgasmo. El grado de placer sexual experimentado por los hombres que abusaron de sus hijos no fue definido, pero su vida sexual, en general, fue insatisfactoria. La hipótesis de que el placer físico inhibe activamente la violencia física puede ser apreciada desde nuestras propias experiencias sexuales. Cuántos de nosotros nos sentimos como si asaltáramos a alguien después de que hemos experimentado un orgasmo?
Las contribuciones de Freud a los efectos de las experiencias tempranas sobre los comportamientos posteriores y las consecuencias de la represión sexual han sido bien establecidas. Desafortunadamente el tiempo y el espacio no permiten una discusión aquí de sus diferencias con Wilhelm Reich concernientes a su título Mas allá del Principio del Placer.
La hipótesis de que la privación del placer resulta en violencia física requiere una evaluación formal sistemática. Podemos probar esta hipótesis al examinar estudios culturales-cruzados sobre las prácticas de crianza de los hijos, sobre los comportamientos sexuales y sobre la violencia física. Nosotros esperaríamos encontrar que las sociedades humanas que proveen a sus infantes y niños mucho afecto físicamente (acariciarlos, alzarlos,
guiarlos de la mano) fueron menos violentas físicamente que las sociedades humanas que dan poco afecto físico a sus infantes y niños. Similarmente, las sociedades humanas que toleran y aceptan el sexo prematrimonial y extramarital deberían ser físicamente menos violentas que aquellas sociedades que prohíben y castigan el sexo prematrimonial y extramarital.
Los antropólogos culturales han reunido exactamente los datos requeridos para examinar esta hipótesis en sociedades humanas — y sus hallazgos están convenientemente presentados en el libro Un Resumen de Culturas Cruzadas de R.B. Textor
[1]. El libro de Textor es básicamente una herramienta investigativa para buscar estadísticas en culturas cruzadas. La medición provee unas 20.000 correlaciones estadísticamente significativas de 400 muestras culturales de sociedades primitivas.
Abandono Infantil / Violencia Adulta
Ciertas variables que reflejan afecto físico (tales como el cariño, las caricias y jugar con los infantes) estaban relacionadas con otras variables que determinan el crimen y la violencia (frecuentes robos, asesinatos, etc.) Las relaciones importantes están presentadas en las tablas. El porcentaje de las figuras refleja las relaciones entre las variables, por ejemplo, un nivel alto de afecto/baja violencia mas bajo afecto/alta violencia. Este procedimiento es seguido en todas las tablas.
Las sociedades clasificadas en la escala de Afecto Físico de los Niños, bien sean altos o bajos, fueron examinadas de acuerdo a los grados de violencia. Los resultados (
Tabla 1) indicaron claramente que aquellas sociedades que dieron a sus infantes la más grande cantidad de afecto físico se caracterizaban por los pocos robos, bajo dolor físico en lo infantes, poca actividad religiosa y nada o casi nada de asesinatos, mutilaciones o torturas hacia los enemigos. Estos datos confirman directamente que la privación del placer corporal durante la infancia está significativamente vinculada a una alta taza de crimen y violencia.
Algunas sociedades castigan físicamente a sus hijos como un asunto de disciplina, mientras que otras sociedades no lo hacen. Podemos determinar si este castigo refleja un interés general respecto del bienestar de los infantes al contrastarlo con el cuidado dado en la crianza de los mismos. Los resultados (
Tabla 2) indican que las sociedades que infligieron dolor a sus infantes, tendían a abandonarlos y descuidarlos también. Estos datos no proveen soporte para la prescripción hecha en el libro de los Proverbios (capítulo 23 versículos 13 y 14) "No dejes de castigar al joven, que unos cuantos azotes no lo matarán. Golpéalo con lo vara y lo salvarás de la muerte".
La violencia física de los adultos fue predicha en detalle en 36 de 49 culturas (un 73%) dentro de las variables de afecto físico de los infantes. La probabilidad de que este 73% de certeza pueda ocurrir al azar es de sólo 4 en 1.000.
De las 49 sociedades estudiadas, 13 culturas parecían ser la excepción a la teoría de que la ausencia de placer somatosensorio hace a la gente físicamente violenta (ver
Tabla 3). Se esperaba que las culturas que presentaron un valor alto de placer físico durante la infancia y niñez mantendrían tales valores en su adultez; pero este no fue el caso. Las prácticas de crianza no previeron patrones de comportamiento sexual tardío. Esta sorpresa inicial y la presunta discrepancia, sin embargo, se convirtieron en una ventaja para las posteriores predicciones.
Dos variables que están altamente correlacionadas no son tan útiles para predecir una tercera variable como dos variables que están no correlacionadas. Consecuentemente, es significativo examinar el comportamiento sexual de las 13 culturas cuya violencia por parte de los adultos no fue predecible desde el enfoque del placer físico durante la infancia.
Aparentemente, las costumbres sociales que influyen y determinan los comportamientos de afecto sexual son diferentes de aquellas que subyacen en la expresión de afecto físico hacia los infantes.
Cuando las seis sociedades caracterizadas por un alto nivel afectivo y un alto índice de violencia, son comparadas en términos de su comportamiento sexual premarital, fue sorprendente encontrar que cinco de ellas presentaban represión sexual premarital, y que la virginidad tenía mucha importancia. Al parecer, los efectos benéficos del afecto físico a los infantes pueden ser anulados por la represión del placer físico (sexo premarital) en etapas posteriores de la vida.
Las siete sociedades que presentaban bajo afecto físico a los infantes y baja violencia física de los adultos también se caracterizaron por comportamiento permisivos respecto del sexo premarital. Así, los efectos nocivos de la privación físico-afectiva de los infantes parecen ser compensados en etapas posteriores de la vida debido a experiencias de placer físico-sexual durante la adolescencia. Estos hallazgos han conducido a una revisión de la teoría de la privación del placer somatosensorio de una fase, a una teoría del desarrollo de dos fases, en la cual la violencia física pudo ser clasificada exactamente en 48 de 49 culturas.
En resumen, la violencia puede originarse debido a la privación del placer somatosensorio, ya sea en la infancia o en la adolescencia. La única verdadera excepción en esta muestra cultural es la tribu Jívaro, cazadora de cabezas de Sur América. Claramente, esta sociedad requiere un estudio detallado para determinar las causas de su violencia. El sistema de creencias de los Jívaro puede jugar un papel importante; para el antropólogo Michael Harner en sus notas "Almas de Jívaro"
[6], estos indígenas tiene una "creencia profundamente arraigada de que matar a alguien los conduce a la adquisición de esas almas que les provee de un poder sobrenatural, que a su vez, les confiere inmunidad contra la muerte".
La fuerza de la teoría de la violencia, causada por la privación en las dos fases del desarrollo es más vividamente ilustrada cuando se contrastan las sociedades que presentan altas ratas de afecto físico durante la infancia y adolescencia en contraste con aquellas sociedades que presentan consistentemente un bajo afecto físico para ambas fases del desarrollo. Las estadísticas asociadas con esta relación son extraordinarias: La probabilidad de que una sociedad que sea físicamente violenta, si ésta está inclinada al afecto físico hacia sus infantes y a es tolerante al comportamiento sexual premarital, es de 2 por ciento (48/49). La probabilidad de que esta relación ocurra por casualidad es de 125.000 a 1. No se de ninguna otra variable del desarrollo que tenga tan alto grado de validez predictiva. Así, parece que tenemos un principio firmemente establecido: las sociedades humanas físicamente afectuosas tienen un alto grado de improbabilidad de presentar violencia física.
Por consiguiente, cuando el afecto físico y el placer durante la adolescencia, así como en la infancia, están relacionados a medidas de violencia, encontramos evidencia directa de una relación significativa entre el castigo a los comportamientos sexuales prematrimoniales y varias medidas contra el crimen y la violencia. Como lo muestra la
Tabla 4, los grupos adicionales de relaciones vinculan el castigo y la represión del sexo premarital a tamaños grandes de las comunidades, a una alta complejidad social y a una estratificación de clases, a pequeñas familias extendidas, a compra de esposas, a la práctica de la esclavitud y a una presencia alta del concepto de dios en la moralidad humana. Las relaciones entre pequeñas familias extendidas y actitudes de castigo al sexo premarital merecen énfasis, ya que sugieren que las culturas nucleares de occidente pueden ser un factor determinante para nuestras actitudes represivas hacia la expresión sexual.
Lo mismo se puede sugerir para las comunidades grandes, complejas y que tiene clases estratificadas. No es sorprendente pues, que cuando se presentan altas necesidades insatisfechas, combinadas con la privación de afecto físico el resultado sea la presencia del egoísmo (o egolatría) lo mismo que altas tasas de narcisismo. De la misma forma, las danzas exhibicionistas y la pornografía pueden ser interpretadas como un substituto para la expresión normal del sexo. Algunas naciones que presentan bastante represión hacia la sexualidad femenina tiene variadas formas de "arte" pornográfico.
Sexo Extramarital
También se examinó la influencia de los tabú del sexo extramarital sobre la violencia y el crimen. Los datos claramente indican que las actitudes represivo-punitivas hacia el sexo extramarital están también vinculados con la violencia física, crimen personal y la práctica de la esclavitud. Las sociedades que valoran la monogamia enfatizan la gloria militar y la adoración a dioses agresivos.
Estos datos de culturas cruzadas respaldan el punto de vista de los sicólogos y sociólogos quienes opinan que las necesidades sexuales y sicológicas que no son satisfechas dentro del matrimonio, deberían ser satisfechas, sin destruir la primacía de la relación matrimonial.
Estos hallazgos sorprendentemente respaldan la tesis de que la privación del placer físico a través de la vida—pero particularmente durante los periodos formativos de la infancia, la niñez y la adolescencia—está fuertemente relacionada a la presencia de las guerras y a la violencia interpersonal. Estas evidencias deberían ser aplicables a sociedades complejas industriales y post-industriales.
El crimen y la violencia física se han incrementado substancialmente en la pasada década en los Estados Unidos. De acuerdo al FBI, los asesinatos y asaltos agravados se incrementaron en un 53% entre 1967 y 1972, mientras que las violaciones forzadas llegan al 70%.
Estas estadísticas llevan de nuevo a la pregunta de la relación especial entre sexualidad y violencia. Además de nuestras estadísticas sobre violaciones, hay otra evidencia que señala la preferencia por la violencia sexual sobre el placer sexual en los Estados Unidos. Esto se ve reflejado en nuestra aceptación de las manifestaciones explícitas de sexo de las películas que incluyen violaciones y agresiones y en nuestro rechazo a las películas que son totalmente sexuales, es decir, pornográficas. Los teatros o salas de cine presentan tales películas violentas como Perros Falsos (Straw Dogs) La naranja mecánica (Clockwork Orange) y The Klansman, mientras prohíben o sancionan películas que presentan placer sexual solamente como Garganta Profunda (Deep Throat) y La maldad de la Señora Jones (The Devil in Miss Jones). Los intentos por cerrar o sellar los salones de masaje son otro ejemplo de nuestras actitudes anti-placer. Aparentemente, el sexo junto con el placer es inmoral e inaceptable, pero el sexo con violencia y dolor es algo moral y socialmente aceptado.
El cuestionario que desarrollé para explorar este aspecto fue administrado a 96 estudiantes de colegios universitarios quienes en promedio tenían 19 años. Los resultados del cuestionario respaldan la conexión entre el rechazo del placer físico (y particularmente el sexo premarital y extramarital) y las expresiones físicas de violencia. Las personas quienes rechazaron el aborto, el sexo premarital responsable, y la desnudez dentro de la familia estaban inclinados a aprobar el castigo físico cruel a los niños, y a creer que el dolor ayuda a construir un carácter moral fuerte. Ellos también estaban inclinados a sentir más satisfacción con el alcohol y las drogas alucinógenas que con el sexo. Los datos obtenidos de este cuestionario proveen soporte estadístico claro para la relación básica inversa entre violencia física y placer físico. Si la violencia es alta, el placer es bajo y contrariamente, si el placer es alto, la violencia es baja. El cuestionario comprueba la teoría según la cual la relación placer-violencia encontrada en culturas primitivas también es válida para las naciones modernas industrializadas.
Otra forma de mirar la relación recíproca entre violencia y placer es examinar la inclinación de la sociedad hacia las drogas. Una sociedad respaldará comportamientos que sean consistentes con sus valores y costumbres sociales. La sociedad de los Estados Unidos es competitiva, agresiva y violenta. Consecuentemente, esto da vía libre a las drogas que facilitan
la competitividad, la agresividad y comportamientos violentos y se opone a las que contrarrestan tales comportamientos. El alcohol es bien conocido como un facilitador en la expresión de los comportamientos violentos, y, aunque adictivo y muy letal para sus consumidores crónicos, es aceptado para la sociedad estadounidense. La marihuana, de otro lado, es una droga que induce activamente al placer y acrecienta el placer de tocar e inhibe activamente los comportamientos violentos y agresivos. Es por estas razones, creo yo, que la marihuana es rechazada en la sociedad estadounidense. Por similares razones la heroína es rechazada y la metadona (una droga adictiva que disminuye el placer) es aceptada.
Los datos de mi cuestionario respaldan este punto de vista. Como se ve en la
Tabla 5, hay una correlación bastante fuerte entre el consumo de alcohol y el castigo por parte de los padres que indica que las personas que recibieron poco afecto de sus madres y que tenían padres que los castigaban tienen muchas probabilidades de volverse hostiles y agresivos cuando ellos consumen bebidas alcohólicas. Estas personas encuentran más satisfacción en el alcohol y el sexo. Pero existe aún una relación más fuerte entre el castigo físico dado por los padres y el consumo de drogas. Los entrevistados que fueron castigados físicamente cuando eran niños mostraron agresión y hostilidad inducida por el alcohol y estaban más inclinados a encontrar el alcohol y las drogas más satisfactorias que el sexo. El cuestionario también revela una alta correlación entre represión sexual y el consumo de drogas. Aquellos quienes describen el sexo premarital como “no aceptable” tienen más probabilidades de convertirse en personas agresivas cuando beben alcohol y prefieren las drogas y el alcohol a los placeres sexuales. Esta es una evidencia adicional para respaldar la hipótesis de que los “placeres” dados por las drogas son un substituto de los placeres somatosensorios.
Violencia y Placer:Las actitudes de los Estudiantes de Colegios Universitarios
La relación recíproca de la violencia y el placer se mantiene como verdadera en las naciones modernas industrializadas como también en las sociedades primitivas. Esta teoría fue probada por medio de un cuestionario aplicado a 96 estudiantes (con un promedio de edad de 19 años). Los resultados mostraron que los estudiantes quienes tienen actitudes relativamente negativas hacia el placer sexual tienden a favorecer el castigo cruel a los niños y creen que la violencia es necesaria para solucionar los problemas. Los estudiantes clasificaron un serie de afirmaciones en una escala de 1 a 6, donde 1 indicaba un fuerte acuerdo y 6 un fuerte desacuerdo. A través de una técnica estadística (factor de análisis), un perfil de la personalidad fue creado. La Tabla 5 muestra el grado de relación entre varias afirmaciones que reflejan los valores sociales y morales. Las figuras a la izquierda, conocidas como "cargas" son tratadas como coeficientes de correlación. Ellas indican la fuerza con la cual cada variable contribuye a la descripción total de la personalidad del entrevistado tal y como es definido en este perfil específico.
Estos hallazgos sorprendentemente respaldan la tesis de que la privación del placer físico a través de la vida—pero particularmente durante los periodos formativos de la infancia, la niñez y la adolescencia—está fuertemente relacionada a la presencia de las guerras y a la violencia interpersonal. Estas evidencias deberían ser aplicables a sociedades complejas industriales y post-industriales.
El crimen y la violencia física se han incrementado substancialmente en la pasada década en los Estados Unidos. De acuerdo al FBI, los asesinatos y asaltos agravados se incrementaron en un 53% entre 1967 y 1972, mientras que las violaciones forzadas llegan al 70%.
Estas estadísticas llevan de nuevo a la pregunta de la relación especial entre sexualidad y violencia. Además de nuestras estadísticas sobre violaciones, hay otra evidencia que señala la preferencia por la violencia sexual sobre el placer sexual en los Estados Unidos. Esto se ve reflejado en nuestra aceptación de las manifestaciones explícitas de sexo de las películas que incluyen violaciones y agresiones y en nuestro rechazo a las películas que son totalmente sexuales, es decir, pornográficas. Los teatros o salas de cine presentan tales películas violentas como Perros Falsos (Straw Dogs) La naranja mecánica (Clockwork Orange) y The Klansman, mientras prohíben o sancionan películas que presentan placer sexual solamente como Garganta Profunda (Deep Throat) y La maldad de la Señora Jones (The Devil in Miss Jones). Los intentos por cerrar o sellar los salones de masaje son otro ejemplo de nuestras actitudes anti-placer. Aparentemente, el sexo junto con el placer es inmoral e inaceptable, pero el sexo con violencia y dolor es algo moral y socialmente aceptado.
El cuestionario que desarrollé para explorar este aspecto fue administrado a 96 estudiantes de colegios universitarios quienes en promedio tenían 19 años. Los resultados del cuestionario respaldan la conexión entre el rechazo del placer físico (y particularmente el sexo premarital y extramarital) y las expresiones físicas de violencia. Las personas quienes rechazaron el aborto, el sexo premarital responsable, y la desnudez dentro de la familia estaban inclinados a aprobar el castigo físico cruel a los niños, y a creer que el dolor ayuda a construir un carácter moral fuerte. Ellos también estaban inclinados a sentir más satisfacción con el alcohol y las drogas alucinógenas que con el sexo. Los datos obtenidos de este cuestionario proveen soporte estadístico claro para la relación básica inversa entre violencia física y placer físico. Si la violencia es alta, el placer es bajo y contrariamente, si el placer es alto, la violencia es baja. El cuestionario comprueba la teoría según la cual la relación placer-violencia encontrada en culturas primitivas también es válida para las naciones modernas industrializadas.
Otra forma de mirar la relación recíproca entre violencia y placer es examinar la inclinación de la sociedad hacia las drogas. Una sociedad respaldará comportamientos que sean consistentes con sus valores y costumbres sociales. La sociedad de los Estados Unidos es competitiva, agresiva y violenta. Consecuentemente, esto da vía libre a las drogas que facilitan
la competitividad, la agresividad y comportamientos violentos y se opone a las que contrarrestan tales comportamientos. El alcohol es bien conocido como un facilitador en la expresión de los comportamientos violentos, y, aunque adictivo y muy letal para sus consumidores crónicos, es aceptado para la sociedad estadounidense. La marihuana, de otro lado, es una droga que induce activamente al placer y acrecienta el placer de tocar e inhibe activamente los comportamientos violentos y agresivos. Es por estas razones, creo yo, que la marihuana es rechazada en la sociedad estadounidense. Por similares razones la heroína es rechazada y la metadona (una droga adictiva que disminuye el placer) es aceptada.
Los datos de mi cuestionario respaldan este punto de vista. Como se ve en la
Tabla 5, hay una correlación bastante fuerte entre el consumo de alcohol y el castigo por parte de los padres que indica que las personas que recibieron poco afecto de sus madres y que tenían padres que los castigaban tienen muchas probabilidades de volverse hostiles y agresivos cuando ellos consumen bebidas alcohólicas. Estas personas encuentran más satisfacción en el alcohol y el sexo. Pero existe aún una relación más fuerte entre el castigo físico dado por los padres y el consumo de drogas. Los entrevistados que fueron castigados físicamente cuando eran niños mostraron agresión y hostilidad inducida por el alcohol y estaban más inclinados a encontrar el alcohol y las drogas más satisfactorias que el sexo. El cuestionario también revela una alta correlación entre represión sexual y el consumo de drogas. Aquellos quienes describen el sexo premarital como “no aceptable” tienen más probabilidades de convertirse en personas agresivas cuando beben alcohol y prefieren las drogas y el alcohol a los placeres sexuales. Esta es una evidencia adicional para respaldar la hipótesis de que los “placeres” dados por las drogas son un substituto de los placeres somatosensorios.
Violencia y Placer:Las actitudes de los Estudiantes de Colegios Universitarios
La relación recíproca de la violencia y el placer se mantiene como verdadera en las naciones modernas industrializadas como también en las sociedades primitivas. Esta teoría fue probada por medio de un cuestionario aplicado a 96 estudiantes (con un promedio de edad de 19 años). Los resultados mostraron que los estudiantes quienes tienen actitudes relativamente negativas hacia el placer sexual tienden a favorecer el castigo cruel a los niños y creen que la violencia es necesaria para solucionar los problemas. Los estudiantes clasificaron un serie de afirmaciones en una escala de 1 a 6, donde 1 indicaba un fuerte acuerdo y 6 un fuerte desacuerdo. A través de una técnica estadística (factor de análisis), un perfil de la personalidad fue creado. La Tabla 5 muestra el grado de relación entre varias afirmaciones que reflejan los valores sociales y morales. Las figuras a la izquierda, conocidas como "cargas" son tratadas como coeficientes de correlación. Ellas indican la fuerza con la cual cada variable contribuye a la descripción total de la personalidad del entrevistado tal y como es definido en este perfil específico.
Es claro que el mundo tiene poco tiempo para acabar sus costumbres de resolver sus conflictos de forma violenta. Es incierto si nos alcance para reparar el daño hecho por incontables generaciones anteriores, ni sabemos cuantas generaciones futuras se necesitarán para transformar nuestra sicobiología de violencia en una que sea pacífica.
Si aceptamos la teoría de que la carencia del suficiente placer somatosensorio es la causa principal de la violencia, podemos trabajar en la promoción y refuerzo del placer y del afecto interpersonal en las relaciones como medios para combatir la agresividad. Deberíamos dar una alta prioridad al placer corporal en un contexto de relaciones significativas. Tal placer corporal es muy diferente de la promiscuidad, ya que esta refleja una inhabilidad para experimentar el placer. Si una relación sexual no es satisfactoria, el individuo busca otro compañero. Una continua frustración al no encontrar satisfacción sexual conduce a una continua búsqueda de otros compañeros, y eso implica, comportamientos promiscuos. Compartir afectuosamente el placer físico, por otro lado tiende a estabilizar la relación y a eliminar la búsqueda de otros compañeros. Sin embargo, una determinada variedad de experiencias sexuales parecen ser normales en culturas que permiten estas experiencias, y esto se constituye en un punto importante para optimizar el placer y el afecto en las relaciones sexuales.
Datos disponibles indican claramente que los valores rígidos como la monogamia, las castidad y la virginidad propician la violencia física. La negación de la sexualidad femenina debe abrir camino a una aceptación y respeto por ella, y los hombres deben compartir con las mujeres la responsabilidad de dar afecto y cuidado a los infantes y niños. Si los padres asumieran un rol más equitativo con las madres en la crianza de los niños y fueran más afectuosos hacia ellos, ciertos cambios surgirían en nuestro sistema socioeconómico. Una estructura corporativa que tiende a separar a los padres de su familia ya sea por viajes, encuentros o reuniones eternas, o por tiempo adicional de trabajo debilitará la relación padres-hijos y acabará con la estabilidad de la familia. Para desarrollar una sociedad pacífica, debemos poner más énfasis en las relaciones humanas.
La planeación de una familia debe ser esencial. Los niños deben ser espaciados de la mejor manera—es decir debe haber un espacio de 3 o más años entre uno y otro—de tal manera que cada uno pueda recibir óptimo afecto y cuidado. Las necesidades del niño deberían ser inmediatamente satisfechas. Las evidencias culturales no muestran que estas prácticas sean dañinas para los niños. Contrariamente a lo que afirma el Dr. Benjamín Spock, es dañino para un bebe llorar para poder dormir. Al no satisfacer las necesidades del infante inmediatamente y consistentemente, no solo le enseñamos a no tener confianza en el nivel básico emocional, sino que también inculcamos patrones de negligencia que perjudicarán la
salud emocional y social del niño. La disuasión para que no se amamante a los niños a favor del uso del biberón y la separación de los recién nacidos, que son saludables, de sus madres tal y como se hace en nuestros "modernos" hospitales son otros ejemplos de prácticas perjudiciales en la crianza de los niños.
Cerca del 25% de los matrimonios en los Estados Unidos terminan en divorcio, y un porcentaje mayor aún de parejas han tenido relaciones extramaritales. Esto sugiere que algo está errado con el concepto tradicional y universal de la monogamia; en especial cuando se observa en conexión con le evidencia de los estudios culturales cruzados relacionados con las privaciones, la violencia y la guerra; se ve así la necesidad de crear un sistema más pluralista para el matrimonio. Experimentos modernos con comunas y matrimonios grupales son intentos para llenar las necesidades básicas que permanecen insatisfechas en el aislamiento del matrimonio nuclear. Debemos considerar seriamente nuevas alternativas, tales como las familias extendidas constituidas por dos o tres parejas que comparten valores y estilo de vida. Al compartir los beneficios y responsabilidades de la crianza, tales familias podrían proveer un ambiente afectuoso y variado, tanto para los niños como para los adultos, y así reducen la incidencia del abuso infantil y las fugas de la casa.
Las comunas de familias—al igual que los grupos de familias extendidas—pueden proveer un ambiente más estimulante y rico tanto para los niños como para los adultos, que el promedio ofrecido por una familia nuclear. El vivir en comunas no debería, desde luego, ser igualado a una comuna sexual lo cual no es un compartir, si no a menudo una vía de escape de la intimidad y de la vulnerabilidad emocional.
Franqueza acerca el cuerpo
Sin importar que tipo de estructura familiar sea escogido, lo importante es fomentar la franqueza acerca del cuerpo y sus funciones. Desde este punto de vista, podríamos beneficiarnos al rediseñar nuestras casas al estilo japonés separando el inodoro de la bañera. La bañera familiar debería ser usada para socializar y relajarse, y al tiempo debería proveer una situación natural para que los niños aprendan sobre las diferencias entre los hombres y las mujeres. La desnudez, igual que el sexo, pueden ser mal usadas o prestarse para abusos, y este temor a menudo nos impide aceptar la honestidad de nuestros propios cuerpos.
Los beneficios de la estimulación ofrecida por los baños de chorro o jacuzis no deberían limitarse a los hospitales o a los clubes o spas, sino que deberían estar en las casas también. El tamaño del cuarto de baño debería ser lo suficientemente grande para acomodar a padres e hijos, y debería ser equipado con un jacuzi o sauna para mejorar la relajación y el placer. La desnudez, la franqueza y el afecto dentro de la familia pueden enseñar a los niños y a los adultos que el cuerpo no es algo vergonzoso ni inferior o algo sucio, sino que puede ser una fuente de belleza y sensualidad a través del cual nos relacionamos emocionalmente los unos con los otros; el afecto físico que involucre ciertas caricias, abrazos, y el sentido del tacto en general no debería ser visto o tomado como una estimulación sexual, la cual es un tipo especial de afecto físico.
La ética competitiva, que enseña a los niños que ellos deben progresar a expensas de otros, debería ser reemplazada por valores de cooperación.
Amar, no competir
La ética competitiva, que enseña a los niños que ellos deben progresar a expensas de otros, debería ser reemplazada por valores de cooperación y por la búsqueda de la excelencia en sí misma. Debemos reconocer que la sexualidad de los adolescentes no solo es natural, sino deseable, y aceptar la sexualidad premarital como un bien moral positivo. Los padres deberían ayudar a sus hijos a adolescentes a darse cuenta de su propia sexualidad permitiéndoles usar la casa familiar para satisfacer su deseo sexual. Tal honestidad fomentaría una actitud más madura hacia las relaciones sexuales y proveería un ambiente privado con más apoyo para su desarrollo que el asiento trasero de una carro u otros sitios menos deseables por fuera de casa. Las experiencias sexuales tempranas son muy a menudo un intento para probar la adultez y la masculinidad o femineidad más que el compartir un momento agradable de afecto y placer.
Por sobre todo, la sexualidad masculina debe reconocer la igualdad de la sexualidad femenina. El tradicional derecho de los hombres a múltiples relaciones sexuales debe ser extendido a las mujeres. La gran barrera entre hombres y mujeres es el temor del hombre a la intensidad y profundidad de la sensualidad femenina. Debido a que el poder y la agresividad son neutralizadas a través del placer sensual, la primera defensa del hombre contra la pérdida de su dominio ha sido la negativa histórica y represiva sobre el placer sensual de la mujer. El uso del sexo para proveer una mera liberación de la tensión fisiológica (aparente placer) no debería ser confundido con un estado de placer sensual, el cual es incompatible con el deseo de dominio, de poder, de agresión, de violencia o dolor. Es a través del compartir mutuo del placer sensual que la igualdad sexual entre mujeres y hombres se llevará a cabo.
El ambiente sensorio en el cual el individuo crece tiene gran influencia sobre el desarrollo y funcionamiento organizacional del cerebro. La estimulación sensoria es un nutriente que el cerebro tiene que desarrollar y procesar normalmente. De acuerdo a como el cerebro funcione, se determina el funcionamiento de una persona. Al momento de nacer el cerebro humano es extremadamente inmaduro y nuevas células cerebrales se desarrollan hasta los dos años de edad. La complejidad del desarrollo celular en el cerebro crece hasta los 16 años. Herman Epstein de la Universidad de Brandeis tiene evidencias de que el crecimiento del cerebro tiene cambios repentinos aproximadamente a los 3, 7, 11 y 15 años de edad. Cómo
afectan el crecimiento del cerebro las tempranas privaciones de afecto, es algo que no se ha determinado aún; sin embargo, algunos datos sugieren que el crecimiento final puede ser anulado por estas tempranas privaciones de afecto.
W.T. Greenough, un sicólogo de la Universidad de Illinois, ha demostrado que en un ambiente sensorialmente rico se desarrollan células cerebrales más complejas en ratas, en comparación con ratas que están en ambientes ordinarios o empobrecidos. Sus estudios muestran que la privación sensorial extrema no es necesaria para inducir cambios estructurales en el cerebro que se está desarrollando. Muchos otros investigadores han demostrado que criar ratas en aislamiento después de que han sido destetadas induce cambios significativos en la bioquímica del funcionamiento de las células cerebrales. Otros investigadores han mostrado actividad eléctrica anormal de las células cerebrales en monos en aislamiento. Yo he sugerido que el cerebelo, una estructura cerebral que tiene que ver con muchos procesos de regulación del cerebro, funciona anormalmente cuando un animal es criado en aislamiento y que esto implica comportamientos violentos y agresivos debido a la carencia de estímulos somatosensorios. Se ha demostrado que las cirugías cerebrales pueden cambiar los comportamientos agresivos en pacíficos, de monos criados en aislamiento. El comportamiento predador de matar los gatos domésticos puede ser provocado al estimular el núcleo fastigial cerebral, que es uno de los más profundos núcleos del cerebelo.
Niveles bajos y anormales de serotonina han sido encontrados en monos criados en aislamiento y también en niños altamente agresivos que están internados en institutos. Estos hallazgos sugieren que la privación somatosensoria durante los periodos formativos del desarrollo alteran significativamente el sistema bioquímico del cuerpo asociado con los comportamientos altamente agresivos. Otros investigadores han documentado anormalidades en el sistema de respuesta cortico-adrenal en roedores que crecieron en aislamiento, y que desarrollaron hiperactividad, hiper-reactividad y comportamientos hiperagresivos. Así se puede ver, como otro sistema bioquímico asociado con la agresividad se altera con las carencias somatosensorias vividas en etapas tempranas.
Se debe enfatizar aquí que yo recomiendo la estimulación somatosensorio placentera como un procedimiento terapéutico para corregir las anormalidades producidas por la carencia somatosensorio placentera. Tal estimulación sensorial puede influenciar el funcionamiento cerebral, y no es necesario, excepto en casos muy raros, que se deba efectuar una cirugía de cerebro o estimulación eléctrica para afectar los comportamientos violentos de orden patológico. Desafortunadamente, los programas terapéuticos del placer somatosensorio tienen que ser implementados para determinar la efectividad de esta terapia a nivel humano. El éxito de la terapia somatosensoria en monos criados en aislamiento, reportado por Harry F. Harlow y Stephen Suomi
[8] cuando otras formas de terapia habían fallado, en animales, suministra más respaldo y aliento para la utilización de caricias y terapias de movimiento corporal en el tratamiento de desordenes emocionales.
Por el contrario, nuestras prisiones han sido diseñadas para maximizar aquellas condiciones que son responsables de la violencia del encarcelamiento de los ofensores sociales. No es sorprendente que la violencia física en los ambientes de prisión sea un problema mayúsculo. La opción del placer somatosensorio como una forma de terapia somática será muy difícil de aceptar en nuestra sociedad, así como es hoy la oposición a los salones de masaje en muchas comunidades.
Por consiguiente, si consideramos la violencia y la agresividad como comportamientos indeseables, entonces debemos suministrar ambientes somatosensorios ricos de tal manera que el cerebro pueda desarrollarse y funcionar de tal forma que produzca comportamientos placenteros y pacíficos. La solución a la violencia física es el placer físico experimentado dentro de un contexto de relaciones humanas significativas. Para muchas personas un principio moral fundamental es el rechazo a las creencias, a las políticas y a los comportamientos que infringen dolor, sufrimiento y privación de nuestros semejantes. Este principio debería ser más extendido; deberíamos buscar no sólo la ausencia del dolor y sufrimiento, sino también el incremento y mejoramiento del placer, la promoción de relaciones humanas afectuosas y el enriquecimiento de las experiencias humanas.
Si luchamos para incrementar el placer en nuestras vidas, esto también afectará las formas en que expresamos la agresividad y la hostilidad. La relación recíproca entre placer y violencia es tal, que una inhibe a la otra: cuando el placer físico es alto, la violencia física es baja. Cuando la violencia es alta, el placer ha sido bajo. Esta premisa básica de la teoría de la privación del placer somatosensorio nos proporciona las herramientas necesarias para crear un mundo de paz, afecto y cooperación.
El mundo, sin embargo, tiene poco tiempo para corregir las condiciones que nos impulsan a confrontaciones violentas. La tecnología moderna de guerra ha hecho posible que solo un individuo o nación pueda destruir totalmente a grandes cantidades de nuestra población. La gran amenaza viene de aquellas naciones que tienen los ambientes más pobres para sus niños y cuyas sociedades son bastante represivas con el afecto sexual y la sexualidad femenina. Deberemos temer bastante cuando estas naciones adquieran las modernas armas de guerra.
Trágicamente, esto ya empezó.
Notas
1. R.B. Textor. A Cross-Cultural Summary. (New Haven, Conn,: Human Relations Area Files (HRAF) Press, 1967).
2. J. W. Prescott. "Early Somatosensory Deprivation as an Ontogenetic Process in Abnormal Development of the Brain and Behavior," en Medical Primatology, editado por I.E. Goldsmith and Moor-Jankowski (Basel: Karger, 1971), 357-375; y Prescott, "Cross-Cultural Sludies of Violence," en Aggressive Behavior: Current Progress in Pre-Clinical and Clinical Research, Brain Information Report No 37 (Los Angeles, Ca.: Universidad de California, Agosto 1974), págs. 33-35.
3. M. K. Bacon, I. L. Child y H. A. Barry, III, "Cross-Cultural Study of Correlates of Crime," Journal of Abnormal and Social Psychology, 66 (1963), 291-300; y Barry, Bacon y Child, "Definitions, Ratings, and Bibliographic Sources for Child-Training Practices of 110 Cultures," en Cross-Cultural Approaches: Readings in Cooperative Research, editado por C. S. Ford (New Haven: HRAF Press, 1967).
4. J. T. Westbrook, Ford, and Beach, en A Cross-Cultural Summary, editado por Textor (New Haven: HRAF Press, 1967).
5. P. E. Slater, "Killing, Torturing or Mutilating the Enemy," en A Cross-Cultural Summary, editado por Textor.
6. Michael Harner, Jívaro Souls.
7. Vietnam Veterans Against the War (Veteranos de Vietnam contra la Guerra), elaborado por Michael McClusker en The Winter Soldier Investigation: An Inquiry into American War Crimes (Boston: Beacon Press, 1972).
8. S. J. Suomi, y H. F. Harlow, "Social Rehabilitation of Isolate-Reared Monkeys," Developmental Psychology, 6 (1972), 487-496.
9. F. R. Volkmar y W. T. Greenough, "Rearing Complexity Affects Branching of Dendrites in the Visual Cortex of the Rat," Science, 176 (Junio 1972), 1445-1447; y M. Coleman, "Platelet Serotonin in Disturbed Monkeys," Clinical Proceedings of the Childrens Hospital (Procedimientos clínicos en los niños hospitalizados), 27 (1971). 187-194.
Texto publicado con el amable permiso de James W. Prescott. Originalmente apareció en The Futurist Magazine (Abril 1975). Reproducido con el permiso the
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HTML por Erik Möller y Joel Schlosberg.
Por James W. Prescott
Tomado del "The Bulletin of the Atomic Scientists", Noviembre 1975 págs 10-20